Resulta que para el verano quisimos comprarle una nueva lámpara de techo para el dormitorio de nuestra madre, pero como es muy especial no había en todo Zaragoza, ni en todo internet, una lámpara que le cuadrara. Le gustaba la que tenía desde hace... tropecientos años, así que nos decidimos a pintarla y darle un poco de modernidad. Compramos un bote de pintura azul nos pusimos a pintar como si no hubiera un mañana. El resultado no fue el que esperábamos y a mi madre tampoco le gustó nada de nada, que muy brillante, que el color no era el que habíamos dichos, etc, etc, etc. Como me habían comentado que la pintura a la tiza era una maravilla, compré un bote en spray de esta pintura y, con la ayuda de mi tío, nos pusimos a repintar la lámpara.
En la foto se ve un poco de la pintura azul que pusimos al principio, aunque aquí ya estaba casi finiquitada. Le cambiamos las bombillas pero tampoco le gustaba mucho la luz que daban, así que pusimos las antiguas pero se nos fundieron todas, íbamos de desastre en desastre. Mi tío se puso a cambiar todos los cables y volvimos a colocar las bombillas nuevas, terminamos de darle algún toquecito más y el resultado fue casi igual que al principio pero bueno, a la doña Esperanza ya le gustó más y así nos quedo al final, como veis con muchas imperfecciones pero para ser el primer trabajo que hacíamos con esta pintura la verdad es que estamos satisfechos y al natural queda más mona, aunque igual para Navidad nos da y la terminamos de pulir un poquillo.
Como no tengo fotos del proceso ni de la primera pintada, os dejo estas dos fotos con la ubicación definitiva. ¿Qué os parece el resultado?
Os invito a pasar por el blog de Tere para disfrutar de todas las preciosidades que han colgado.
Fuente: este post proviene de Blog de La buhardilla d, donde puedes consultar el contenido original.
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