Los pirógrafos para uso profesional están conectados a un transformador que permite regular la temperatura, pero también los hay más sencillos y económicos, como el que yo he utilizado para decorar los lápices de la fotografía.
Este pirógrafo se conecta directamente a la corriente y no tiene regulador de temperatura. Viene con un soporte para poder sujetarlo mientras no se utiliza.
Dispone de varias puntas que se colocan a rosca y sirven para hacer diferentes trazos, rayas y dibujos.
Para poder cambiar las puntas sin tener que esperar a que se enfríen, se pueden utilizar unas tenazas pequeñas.
Es conveniente depositar las puntas calientes en un pequeño recipiente resistente al calor, como un platito de cerámica, para evitar que quemen la superficie sobre la que estamos trabajando.
Cómo el pirógrafo no dispone de ningún mecanismo de encendido y apagado, lo he enchufado a un alargador con interruptor. Es más cómodo si tienes que interrumpir momentáneamente el trabajo.
Para comprobar si la punta está caliente, calcular la presión que debes ejercer o que dibujo se realiza con cada boquilla, puedes probar sobre palos de madera hasta que le cojas el tranquillo.
Después de un rato haciendo pruebas, he registrado la casa buscando algo que decorar y me he encontrado con estas pinturas de madera ¡He pasado una tarde de lo más entretenida!
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¡Hasta la próxima!