Son una de las épocas del año que más me gustan y satisfacen, puedes dedicar tu tiempo a crear, a innovar nuevas manualidades, a leer relajadamente tirada en el sofá de casa, puedes pasar las tardes en la playa hasta el anochecer sin preocuparte de regresar temprano porque mañana madrugas, puedes comenzar nuevos proyectos… puedes dejar atrás el estresante ritmo del resto del año para dedicarte a disfrutar de lo que verdaderamente te gusta. A día de hoy puedo considerarme una gran afortunada, cuando el destino me tocó con su barita retorcidamente venenosa, no lo pude comprender, pero hoy por hoy puedo afirmar que es de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Obviamente, el transcurso hasta llegar a saborear la vida de una “no hipotecada” y disfrutar de su liberado hogar no ha sido nada fácil, más bien todo lo contrario, ha sido una gran pesadilla, pero todo ello ya quedó atrás, ahora comienzo una maravillosa y nueva etapa en la que pienso disfrutar al máximo de cada oportunidad. Pues hoy ha sido uno de esos días en los que he encontrado un huequec ito para crear y ni corta ni perezosa me he puesto manos a la obra con un pedido que me encargaron hace un par de semanas, pero que aún no sabía muy bien como elaborar. En este caso se trata de una tobillera, para ser más exactos me pidieron cuatro, pero entre prueba y prueba he comprobado que como pulsera no está nada mal, y he terminado haciendome una para mi.
Aquí os muestro como se hace…