A mi por lo menos sí!
No es que lo haya sacado de internet ni que sea la conclusión del último estudio de la Universidad Americana más puntera, no!. Es una conclusión propia: pintar piedras me relaja un montón.
Bueno, en general pintar, colorear...ya os lo expliqué en la entrada que dediqué al Zentagle (ni idea de que se llamaba así pero... me lo comentó una lectora y ya no se me olvida el palabrejo) me chifla. Me entretiene y de verdad que me relaja la tira!.
Este verano hemos disfrutado a tope de la playa. Por la mañana, tarde, noche, para bañarnos, hacer castillos y cómo no...para coger kilos y kilos de piedras que luego guardamos como auténticos Tesoros de Verano.
La entrada de hoy no tiene ningún misterio. No hay tutorial, pasos complicados (es cierto que no los suele haber) sólo os voy a mostrar el disfrute de unas horitas de un tarde tonta cargada de morriña por volver a pisar la arena y oler a salitre.
La idea era pintarlas con pintura, pero a mano sólo tenía un rotu negro permanente y empecé y seguí y después de una piedra, otra y otra...
Sin más... que podemos seguir disfrutando de la playa o por lo menos de sus tesoros cuando ya estamos metidos en nuestro piso sin oír las olas y cuando del morenito de nuestra piel sólo queda ya un lejano recuerdo.
Eso sí...cuanto menos queda...mas cerca está esa primera vez de quitarnos las chanclas y pisar un año mas la arena!.
Y vosotros, sois de los que os traéis tesoros de la playa?