Sé que este blog es de recetas de cocina, y alguna que otra historia o pensamiento que se cocina en mi cabeza de vez en cuando, pero en esta ocasión quise compartirles algo que sé que les será de mucha utilidad, sobre todo a las mamás que nos la pasamos forrando libros de nuestros niños cada inicio de ciclo escolar.
Creo que es una receta para no perder los estribos y conservar la calma, disfrutando una tarea que nos vuelve locas al inicio de cada año escolar.
Esta forma de forrar los libros no crean que la aprendí de gratis, claro que también me enojé muchas veces con el papel contact, me desesperé y eché a perder no sé cuántas portadas.
La manera en que utilizo el papel contact, la aprendí como dicen: "Echando a perder" pues hace ya varios años en un negocio de trabajos por computadora y diseño gráfico que teníamos, nos encargaron un catálogo de productos de Repujado, y pues lo realizamos, impreso de manera hermosa en tamaño doble carta y papel opalina, en verdad se veía muy bonito, pero tenía que ir laminado, y era uno de mis pininos en esos menesteres, pues aunque ya tenía muchos años con el negocio y ya tenía a mi hija mayor en aquel entonces, todavía no se utilizaba mucho el papel contact para forrar los libros. Así es que todavía no contaba con la experiencia de su manejo.
Pues comencé echando a perder no sé cuántas impresiones, que cada una de ellas me causaba una gran contrariedad, pues no se las podía cobrar al cliente verdad? así es que fui ideando la mejor forma de laminar cada una de las impresiones, y éste fue el resultado:
1.- Cortamos del tamaño necesario el papel, yo lo doblo a la mitad, es decir, en donde va el lomo del libro lo marco con un doblez y le retiro hasta esa marca de la mitad el papel protector del contact.
2.- Colocamos con mucho cuidado el libro con la pasta hacia abajo, así tal cual, lo bajamos de manera uniforme hasta lograr que se pegue la pasta al contact, verán que no se les forma burbujas si lo pegan de la forma adecuada, no le tengan miedo, si al principio no lo logran es más fácil despegarlo y acomodarlo, o bien, desbaratar las burbujas de aire que le puedan quedar. Se trata de dejar caer el libro con naturalidad pero buen cálculo, el lomo debe quedar justo en la marca del doblez.
Cuando hayas realizado este paso, en este caso sobró mucho plástico así es que procedimos a cortarlo, lo pegamos hasta dejar la portada completamente terminada, y procedemos a forrar la contraportada.
Como verán queda muy bien sin necesidad de estar sufriendo al tratar de pegar el plástico con la ayuda de alguna regla metálica o algún instrumento parecido. Sin burbujitas, ni dobleces del papel. Ahora procederemos a forrar la contraportada.
3.- Así es que extendemos nuevamente el papel contact sobre la mesa, con el adhesivo hacia arriba, y desprendemos la hoja protectora de la mitad que nos falta, como se muestra en la imagen.
4.- Enseguida colocamos el libro como se muestra en la imagen para pegar perfectamente bien el contact en el lomo del libro, hay ocasiones en que los libros son muy gruesos, por lo que es un paso muy importante.
5.- Enseguida bajamos de manera uniforme el libro de tal manera que la contraportada se pegue al papel contact, notarán que quedará pegada de manera uniforme, tal vez en alguna ocasión les quede una botita de aire, pero se arregla fácilmente, pueden ir recorriendo con la ayuda de los dedos esa botita de aire hasta dejarla fuera de la portada, o bien, pueden despegar más fácilmente todo el papel si es que se arruga o le queda algún doblez, no les recomiendo mucho despegarlo, ya que quedará marcado, pero a veces es necesario. Procuren dejar caer el libro de forma natural sin forzarlo, y verán que les queda muy bien.
6.- Terminamos de forrar la contraportada pegando bien los tres extremos en los que es necesario hacer unos cortes, para que resulte más sencillo de pegar el papel y doblarlo, cortando las esquinas sobrantes. Y listo, verán que terminaron en un dos por tres, creo que me tardé mucho redactándolo pero en realidad se hace muy rápido y la práctica, ya saben, "hace al maestro".
Con decirles que quien forró todos estos libros fue mi hija de 13 años, así es que como verán no es complicado. Ya tiene 2 años que ella forra sus propios libros, yo sólo me encargo de los de la pequeña. Uff, qué alivio... y se divierte al hacerlo, siente que apoya y aprende. Genial!!