Hace unas semanas, Lola me presentó a un grupo de blogueras y costureras que yo conocía de aquí y allá, de leer sus blogs, de verlas en el Burda y ese tipo de cosas. Fue un poco una casualidad, porque yo no soy (muy) costurera, pero poco a poco ese grupo de blogueras se ha ido convirtiendo en una parte esencial de mi día a día. Me río mucho con ellas, comparto ese tipo de subidones o bajones blogueros que nadie a tu alrededor parece entender y si tengo alguna duda con mi máquina de coser, tengo a las mejores profes del mundo.
La cuestión es que con estas chicas estoy aprendiendo mucho. Mucho. Por ejemplo, ya sé qué pinta tiene un pie de doble arrastre, qué modelo de remalladora es el mejor y cómo volantear 25 metros de tela. Yo a veces no participo en la conversación porque me supera, pero siempre estoy muy atenta a todo lo que tienen que decir, porque la información que comparten es excepcional.
Así que cuando empezaron a hablar todas de The Great British Sewing Bee, levanté una antena y escuché todo lo que decían. Y me fue picando la curiosidad. Cuando ya empezaron a comentar a uno de los jueces y a decir que estaba cañón, me planteé que eso había que verlo, aunque solo fuera para ver si las blogueras-costureras de este país tienen buen gusto para los hombres. Os desvelo el misterio ahora mismo: SÍ que lo tienen.
Devoré el programa. Creo que no me duró ni tres días. No podía parar de mirar y de alucinar con las cosas que cosían los concursantes. Porque el tal Sewing Bee es un concurso, pero los participantes, en lugar de cantar o bailar, cosen.
Ya os digo que no soy una súper costurera, pero no pude evitarlo, el programa me inspiró a tope. Decidí lanzarme y probar, sacar todas las telas y las prendas de ropa que tenía guardadas para tunear y empezar a hacer pruebas.
Y este es uno de los resultados directos. Iba a ir a la KCW, pero me despisté a la hora de subir las fotos y de colgar esta entrada.
Para hacerle estos pantalones a la pompona (con un punto skater, como me dijo mi amiga Ainara) usé unos pantalones viejos míos a los que se le había roto la cremallera. Las cremalleras me dan un poco de pánico, así que preferí desmontar el pantalón a cambiar la cremallera, y así salió esto.
El patrón es de este libro que compré en Creativa en noviembre. Os vais a reír de mí, pero las instrucciones, en francés, idioma que yo no hablo, me parecieron más fáciles y claras que las del vestido de Burda del otro día. A lo mejor es simplemente que el patrón en sí es más fácil, pero no tuve absolutamente ningún problema para montar el pantalón y hacerle algunos cambios como la cintura y los bajos con tela de puños.
Si sois observadores veréis que corté mal los bolsillos y el grano de la tela va en horizontal en lugar de en vertical como en el resto de las piezas de los pantalones. Pero bueno, no se nota y casi parece hecho a propósito...
Estoy súper contenta y la pompona más. Lo podeis ver por todas las monerías que hace. Tengo que aprovechar ahora que les hace ilusión que les cosa cosas, porque dentro de unos años me dirán que soy una cutre y solo querrán ropa de marca. Le tengo un miedo reverencial a la adolescencia y cada vez la tengo más cerca.
Para la semana que viene estoy preparando un par de tutoriales chulos que espero que os gusten mucho. Y supongo que habrá crónica de la feria DIY de este fin de semana en Barcelona, a la que me voy a escapar con Les pirates del ganxet y con las Niñas antiguas, si todo va bien. Y estoy pensando en una nueva sección para los domingos, pero ya sabéis que no puedo prometer nada porque soy la desorganización personificada, así que no os doy más datos. Espero que tengáis un muy buen fin de semana, que descanséis y que disfrutéis!