Estando así el tiempo y yo débil todavía, no tenía ganas de empezar un proyecto nuevo, pero sí ir haciendo alguna cosita, y es que el vicio es el vicio y no perdona ni en las convalecencias. Me apetecía, desde hace ya tiempo, hacer unas calabazas. De hecho esta idea la he tenido en mente todo el verano y estaba deseando que llegase este tiempo para poder hacerlas y lucirlas en casa. Así que me puse manos a la obra, busqué telas muy abrigadas y de colores otoñales y encontré unas de lana que compré hace tiempo.
Se hacen en un momento. Con un cordel para darle forma atándolo alrededor y unas hojas recortadas en fieltro, sólo me faltaba ponerles el rabito. Mi marido me buscó en el jardín unas ramas secas que le han ido genial, y con un lazo de rafia ya las tenía terminadas.
Ahora están a salvo de la lluvia, decorando el recibidor de casa. Y yo feliz...y un poco inquieta pensado qué es lo próximo que haré!
Espero que os haya gustado, un beso!