La verdad es que si no llego a comprometerme a enseñarlo hoy, lo habría dejado pasar, pues aunque es algo sencillo de hacer, cuando tienes una pequeña gremlim revoloteando por casa, resulta complicado tomar medidas o coser a máquina.
Pero el viernes por la tarde me puse manos a la obra, aprovechando que llovía y que no íbamos a salir.
No sé si os lo comenté, pero en este cambio lo más complicado ha sido escoger la tela. En un principio pensé en utilizar una sábana antigua, pero dado que la gomaespuma es verde, y que se iba a transparentar, tuve que desechar la idea.
Porque yo lo quería en blanco. En realidad, cuando hice el original, era mi idea, pero la dependienta de la tienda de telas me convenció de que no se iba a notar nada, que tenía que ser algo que destacara, y al final me llevé ese color beis amarillento...
Así que ya te iba a cambiar, quería conservar mi idea: un blanco luminoso.
Y entonces me acordé de que cuando corté las cortinas del dormitorio guardé la tela sobrante, porque llegaban hasta el suelo y las dejé a la altura del radiador. Busqué en el arcón de las telas "que algún día usaré" y los encontré:
Dos trozos de tela blanca luminosa que además hacían juego con las cortinas.
La barra se ha quedado en el mismo color un beig dorado, que hace juego con las lámparas de las mesillas de noche...
Y tan contenta con el resultado, porque lo veo más coordinado con los cuadros y con las mesillas, y cómo no, con las cortinas.
Y ahora, el antes y el después:
¿Verdad que hay diferencia?
El miércoles os enseño cómo lo he hecho y sobre todo, las medidas a tener en cuenta.
Se me olvidaba... Mientras terminaba de rematar las colchonetas, Celia cogió una de ellas... Y con sus pelos de loca, se lo pasó en grande saltando sobre ella...
¡Feliz semana!