Como ya os comenté, cuando ya llevaba un buen trozo de manta hecho me di cuenta de que iba a quedar un poco estrecha. La solución: dejarla un poco más corta de lo necesario y darle unas cuantas vueltas alrededor.
Jugando con los colores que me quedaban. Creo que esta combinación alegra aún más el resultado final.
Como la manta es sencilla para el remate busqué algo que también lo fuera y al final me decidí por un ribete sencillo, una sucesión de tres cadenetas enlazadas en la misma base.
El objetivo de reducir la cantidad de lanas almacenadas está cumplido, he disfrutado tejiéndola y mi hija del resultado.
¿Qué os parece?