Tengo una tía que es solo unos años mayor que yo, así que, como era de esperar, tengo dos primos a los que yo les saco varias décadas. Este año, mi primo Álvaro ha hecho la Comunión. Parece que fuera ayer cuando esperaba impaciente, en el hospital, a verle la carita el día que nació. ¡¡Es increíble lo rápido que crecen!!
Así que decidí que mi regalo sería el libro de firmas en el que todos los que estuviésemos con él en su gran día pudiéramos dejarle unas palabras.
Los colores, sus preferidos: verde y azul. Y muchos detalles por dentro para que le quedara un recuerdo precioso de ese día. Aquí os dejo las fotos, aunque he de decir que, a pesar de que lo intenté, no quedé del todo satisfecha con ellas. En las manos es muchísimo más bonito, pero bueno.
Como siempre, abogué por la sencillez ante todo. Detalles llamativos más por los contrastes que por la cantidad de ellos. Ya sabéis lo partidaria que soy del menos es más.
A los niños de Comunión siempre les hace mucha ilusión rellenar estas tarjetas en las que se recopilan todos los datos relativos a su día, por lo tanto, no podía faltarle una.
La primera página fue la que más quebraderos de cabeza me dio. Quise darle un toque diferente al cierre de imán, así que se me ocurrió este adorno que sirviera como tal. Y, para mantener la temática, coloqué ese cáliz que corté con la Cameo.
Por dentro, una foto suya y una frase en la que recogiera lo que podría sentir él en un día tan importante (de ahí mis quebraderos de cabeza con esta página).
La dos páginas siguientes, como siempre, llevan muy poquita decoración, para que después de la comunión pueda colocar las fotos que más le gusten de la celebración.
Y, por último, una oración acompañada de varios adornos que la realcen. En este caso, un cáliz dentro de un círculo festoneado y la frase "Recibí la PRIMERA COMUNIÓN".
Como ya viene siendo costumbre en mis últimos libros de firmas. quise presentarlo en una cajita que decoré respetando la misma paleta de color.
Mi mayor satisfacción fue saber que le gustó mi regalo. Al principio pareció no prestarle atención, pero me emocionó mucho verle, cuando ya solo quedábamos unos cuantos, sentadito solo, leyendo lo que todos le habíamos escrito. Solo por esto, las horas que dediqué a hacerlo merecieron muchísimo la pena.
Y hasta aquí mi entrada de hoy. Espero que os haya gustado y, si os apetece, que me dejéis un comentario.
¡¡Gracias por la visita!!