Hace tiempo que no tengo niños correteando por casa, pero todavía recuerdo que mi hija era la reina del parque cuando bajaba a jugar con su tren de envases de natillas o cómo hemos paseado a todos los niños de la familia metidos en un barreño, mientras simulábamos un viaje en un platillo volante por el espacio sideral.
Y es que los juguetes hechos en casa son únicos y desarrollan la imaginación infantil como ningún otro; así que, ya sabéis, buscar cajas de cartón, telas, pinturas, restos de madera, envases …y a jugar!!!
Corchos, palillos y papeles de colores, es lo que hace falta para construir estos veleros ¿serán pacíficos o se tratara de barcos piratas camuflados?
Los frascos vacíos de champú pueden convertirse en aviones.
Para aventuras medievales, nada mejor que un castillo de cartón.
También tenemos alternativas didácticas, como este cartón para aprender a atarse los zapatos.
Las cajas de cartón grandes son geniales: pueden convertirse en un coche, un barco, un avión, una casa…
Aunque las cajas pequeñas también tienen aprovechamiento, como este lanzador de fichas, coches, canicas o cualquier cosa que ruede.
Y si lo que os gusta es la actividad física, estos frisbees hechos con platos de cartón os van a encantar.
Los tubos de cartón también dan mucho juego, como en esta pista deslizante para bolas.
estos títeres
o este sofisticado circuito para canicas que simula ser una mina de oro.
Y con unas pinzas y unos trozos de cartón podéis recrear los animales de la sabana.