Entretenimientos en el verano II: las cartas. Día 12. #Yeswecaninsummer
Otro de los grandes entretenimientos del verano son las cartas. No aquellas que nos mandábamos antes de la era internet, lo recordáis?. Qué ha sido de aquellas cartas que escribíamos a nuestros padres y abuelos cuando salíamos en los viajes de fin de curso o nos íbamos al extranjero y las cartas que nos escribían nuestros ligues cuando les abandonábamos (no nos quedaba otra) en el verano…yo todavía las guardo muy celosamente y forman parte de mis recuerdos más preciados. Ahora sólo recibo cartas del banco y de empresas que buscan clientela y muy de cuando en cuando de mi ahijada que bien aleccionada por sus padres, cada verano y a veces en Semana Santa, me manda una postal de recuerdo de la localidad en la que se encuentra disfrutando.
Pues bien, no me refiero a estas cartas, si no a los juegos de cartas. Importantísimos para las sobremesas del verano y desde luego para esos días fríos y lluviosos que no apetece salir a la calle para nada y que en cambio, en el abrigo de la sala de estar, copita en mano y con una baraja de cartas y unos cuantos amigos se está de lujo.
Cuantas horas dedicadas al mus, a la brisca, a la escoba e incluso a hacer solitarios. Cuantas horas de complicidad con los compañeros de juego, que momentos más divertidos, que manera más inteligente de pasar el rato e incluso de aprender. Aprender nuevos juegos y sobre todo a conocer a aquellos que creías conocer.
Para mi, jugar a las cartas es muy divertido, si supone eso… jugar, disfrutar y compartir un buen rato con los amigos. Pero no me gusta nada jugar a las cartas cuando en el grupo aparece el típico profesional de las cartas que sólo quiere ganar y demostrar que es más listo que nadie. Imagino que sabéis a quién me estoy refiriendo. A los corta rollos, que convierten un momento de placer en la peor de las pesadillas. Cuando en la timba aparece uno de estos pesados que se pasan toda la partida dando lecciones y discutiendo las jugadas de otros, en ese momento jugar a las cartas deja de ser jugar para ser competir.
Y para competir existen otros entornos, y es una pena pues partidas de cartas que podrían ser deliciosas acaban convirtiéndose en pesadillas y en ocasiones en disputas y malos rollos…..y lo digo de forma rotunda y con convencimiento,…….menuda tarde me han dado!!! Ante estas situaciones, tengo que aprender a decir no, conmigo no contéis!!!
Feliz día!!!
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