Últimamente, he llevado bastante bien el “no adoptar ninguna taza rebonita que esté en la tienda, pidiendo a gritos venirse conmigo…”. Todo iba bien hasta que descubrí el rotulador de porcelana. ¡Adiós propósito! Os explico. Siempre me había fijado (cómo no…) en las tazas, platos, jarrones… de porcelana con dibujos personalizados a mano. Pero creía que a mí me saldría “un churro” y, que seguro al lavar el artículo en cuestión, se borraría toda la “obra de arte” dibujada. Así era hasta que probé los rotuladores Porcelain Painter de Creavea. Que, por cierto, si no conocéis esta tienda online de manualidades no sabéis lo que os estáis perdiendo…
Volviendo al tema, me animé a probar con una taza blanca (sí, de esas de 80 céntimos del bazar…). Realicé el dibujo, lo dejé secar un par de horas (si no sois unos ansias como yo, podéis dejarlo 24h como recomienda en el prospecto) y lo introduje al horno durante 30 min. a 200ºC.
El resultado… ¡Una nueva taza personalizada, de lo más económica y perfecta para regalar! Y lo que es mejor, no se borra el dibujo! Eso sí, no os vengáis arriba y empecéis a rascar con un esparto… Y por si las moscas, tampoco lo metería en lavavajillas (yo lo lavo a mano y el dibujo queda intacto).
Y como la cosa no podía quedar ahí, me animé y me puse a decorar tazones, platos… ¡Que alguien me pare! Menuda adicción!
Es una muy buena opción como detalle personalizado, perfecta para el día del padre (si no tenéis regalo aún, ya sabéis)