Tras una buena mano de lija para quitar los dichosos grabados, pinté toda la caja, incluida la tapa, con acrílica marrón chocolate y pasé una vela por las zonas que quería mostrar desgastadas. Después, chalk paint mint en la caja y blanco en la tapa.
No utilizo papel de scrap muy habitualmente, pero tenía varias láminas preciosas de flores y una de ellas me pareció perfecta para la caja. Con cola de decoupage, la coloqué centrada en la tapa. Después, la desgasté con lija fina para integrarla y seguir con esa apariencia desgastada.
En ambos laterales de la caja, estarcidos en relieve.
En el frente, estarcidos con y sin relieve, y una silueta de madera pintada en blanco antiguo.
Originalmente, la caja tenía una pequeña hendidura que hacía las veces de tirador para abrirla. No me convencía así que después de tenerla pintada, decidí cubrirla con pasta de madera y posteriormente, lijar y volver a pintar sobre ella.
Estuve dudando entre distintos tiradores, y finalmente, pinté este pomo blanco del mismo color que la caja.
Me parece que queda muy gracioso.
Creo que podría ser muy útil para guardar cositas de costura.
O los papeles y servilletas que utilizamos en nuestros trabajos.
No quiero faltar a las citas de Olga y Marcela, así que me sumo a Inventando el Finde y Finde Frugal.
Feliz fin de semana!