Mesas de jardín, espejos, macetas y otros objetos que forman parte de la decoración de todas las estancias, a menudo nos resultan poco atractivos. Una solución para aportar un toque de color y personalidad es aplicar sobre ellos diversas técnicas. La pintura o el decoupage son algunas de ellas. También podemos recurrir al mosaico, que con siglos y siglos de antigüedad a sus espaldas sigue presente como una de las manualidades más relevantes.
Aunque ya en la Edad del Bronce se conocía este método, es la cultura romana la que lo sitúa como una práctica habitual en la decoración de los elementos arquitectónicos. El arte de realizar composiciones y dibujos con teselas o pequeñas piezas de cerámica o vidrio lo trasladaremos a cualquier elemento que deseemos, desde paredes o suelos, hasta piscinas, donde es habitual verlos, así como a cualquier pieza de mobiliario.
Material necesario
Para realizar un mosaico necesitas estos materiales: el objeto que queramos cubrir (maceteros, bandejas, cajas...), teselas, que encontramos de diferentes materiales como vidrio, gresite, azulejo o mármol, cola, cemento blanco y una esponja o un trozo de esparto. Si los elementos que cubriremos son de madera sin tratar, necesitaremos también un sellador para tapar los poros.Si nunca hemos probado esta técnica, es adecuado comprar las piezas ya preparadas, en forma de cuadrado, triángulo, etc. En cualquier caso, una opción es prepararlas nosotros mismos; en un azulejo o trozo de vidrio dibujaremos las formas que deseamos y aplicaremos una cortadora de vidrio. Finalmente, separamos las piezas con alicates y pulimos los bordes.
Manos a la obra
En primer lugar, dibujaremos el diseño en un papel, para no cometer errores al fijar las piezas. Si el elemento que vamos a cubrir con mosaico es de madera sin tratar, aplicaremos dos o tres capas de sellador. Para colocar las piezas existen dos métodos.El más sencillo es el método directo, adecuado cuando no es imprescindible que la superficie del mosaico quede completamente lisa. Extenderemos una capa de cola con una brocha o pincel y, a continuación, iremos colocando con cuidado los trozos de cerámica boca arriba, según el boceto que habíamos realizado.
Cuando hemos completado el dibujo, extendemos el cemento blanco o pasta específica para la manualidad. Cuando las grietas están bien cubiertas, retiramos el cemento sobrante con una esponja, limpiando bien los trozos cerámicos.
Si el resultado debe ser completamente liso, por ejemplo, una mesa, la opción es otra técnica algo más complicada. Las piezas se adhieren boca abajo con cola a un cartón, de forma que no vemos cómo queda el diseño. El cemento se aplica a la superficie definitiva.
Sobre la pasta colocamos el cartón y, cuando el cemento comienza a secarse, lo retiramos. Finalmente limpiamos las teselas para eliminar los restos de cola. Con esta sencilla manualidad, alegraremos muebles, bandejas, y todo tipo de complementos con los diseños más originales.