Las flores aportan un ambiente cálido a cualquier hogar, además de ser un importante elemento decorativo. Pero, si te descuidas, en pocos días, pueden estar marchitas y no queda más remedio que deshacerse de ellas. Una alternativa a esta vida efímera son los típicos centros de flores. Sin embargo, este producto natural nos ofrece muchas más posibilidades y formará parte de fáciles y entretenidas manualidades.
Para decorar multitud de objetos sólo necesitamos flores secas y prensadas, y materiales habituales en el bricolaje como cola o pinceles. Y, cómo no, dar rienda suelta a nuestra imaginación.
Cómo prensar flores y hojas
El elemento indispensable de nuestra manualidad son las flores, pero no se utilizan nada más recolectarlas, sino que han de pasar por un proceso de prensado. Colocarlas entre dos hojas de periódico e introducirlas en libros con peso encima será suficiente, pero el resultado será más satisfactorio si les damos forma con una prensa, que podemos hacer nosotros mismos.
Necesitamos dos tableros de aglomerado, de dimensiones un poco superiores a las del papel secante, cartones y papel secante. En los tableros se realizan cuatro agujeros, uno en cada esquina. A continuación se recortan las esquinas del cartón y el papel secante, para que los tornillos que permitirán la presión no encuentren obstáculos.
La forma de colocar el material es la siguiente: la base será uno de los tableros, luego los pliegos de papel secante, con cartones colocados entre ellos para dar consistencia y, finalmente, el segundo tablero. La presión se ejerce gracias a los tornillos que se colocan en las esquinas, que van apretados con palomillas.
Las flores y hojas se colocan en los pliegos de papel secante o de periódico. No es muy adecuado situar las flores demasiado cerca unas de otras, ya que al prensarse, aumenta la superficie que ocupan y si se unen, será complicado separarlas sin que se rompan. Al principio es conveniente cambiar los papeles cada dos o tres días, ya que de lo contrario se acumula demasiada humedad. En dos o tres semanas, las flores estarán secas y listas para usar en todo tipo de manualidades.
Papel, madera o metal
En la decoración con flores secas son imprescindibles los cuadros. Para realizarlos hemos de disponer de flores variadas, papel, cola, pincel y un marco. En primer lugar, se realiza la composición sobre el papel, para elegir un diseño. Cuando hemos encontrado el que queremos, se extiende la cola con un pincel y se colocan las flores con cuidado. Para lograr cuadros más originales se puede sustituir el papel liso por papel granulado. El paso final es colocar un cristal encima y un marco. Esto lo podemos realizar nosotros mismos o acudir a una tienda especializada.
El mismo procedimiento lo realizaremos para decorar cajas o tarjetas. En estos casos, la flor se pega directamente a la superficie. En el caso de las bandejas, además, se colocará un cristal encima de la composición para protegerla.
Decorando objetos de latón y metal se puede dar un tono rústico al hogar; lecheras o regaderas viejas pueden restaurarse: se pintan y, a continuación, se pegan las flores.
Otras opciones atractivas
Para decorar velas necesitamos: velas, parafina transparente, flores, espátula y un cazo para calentar agua. En primer lugar, se calienta la espátula. Tras colocar la flor en el lugar que queramos de la vela, se aplasta la espátula, que, al estar caliente, permitirá que la cera se derrita lo suficiente para que la flor quede unida.
En el cazo se funde la parafina al baño María. Cuando está totalmente líquida, se introduce la vela hasta que se cubra por una película, que protegerá la flor seca y dará brillo. No es conveniente mantenerla mucho tiempo porque se cubrirá más de la cuenta adquiriendo un tono opaco.
Las flores secas, sin prensar, también se pueden utilizar como ambientador: tras secarlas, se introducen en saquitos de tela y se pueden colocar tanto en estanterías como en el interior de los armarios roperos. Otra opción consiste en elaborar popurrí para decorar y perfumar.