Llevaba un tiempo pensando en pintar un paraguas. Y es que de verdad que no puedo comprender por qué existen los paraguas negros más allá de los entierros de mafiosos en Nueva York, sinceramente, otra utilidad no les encuentro. ¿No es ya oscuro un día de lluvia como para además “animarlo” de esa manera?. Por esa razón decidí matar tres pájaros de un tiro:
Experimentar con un paraguas que no me había costado nada
Animar una anodina lona negra
Retarme a tapar la publicidad que contenía de una forma creativa
El resultado: si llego a saber que estaría tan contenta con el resultado, y que me iba a tomar tanto tiempo, lo hago con un paraguas de calidad. Este era de los baratillos, de esos que tienen mil arruguillas que lo afean.
El Sr. Pángala está muy contento de ser el Sr Pángala porque le encanta esta nueva creación, ya os lo conté el lunes pasado cuando os enseñaba la bolsa decorada con calcetines.
Técnicamente no tiene absolutamente ningún misterio, para esta decoración, tan sumamente redundante con un día de lluvia, no son necesarias nociones de dibujo ni pintura, al menos para un resultado como este. De siempre he deseado saber dibujar y pintar, de niña mi mayor deseo, antes que ir a Disney World, era ser Sorolla, ningún otro me valía. Ninguno de los dos deseos se cumplieron, el primero era más factible, improbable pero factible.
Los materiales que utilicé fueron los siguientes:
Pinturas textiles de color azul y blanco. Yo creo que con pinturas acrílicas queda igual o mejor, y además da menos trabajo, no sería necesario fijar la pintura con calor
Un paraguas aburrido
Pincel fino y brocha de espuma
Un frasco con agua
Un trapo para absorber el agua del pincel y la brocha
Secador del pelo para fijar la pintura. El secador y el siguiente objeto no son necesarios si utilizas pintura acrílica
Clips o ganchos del pelo si no aplicamos del calor del secador en una sola sesión, es para saber por qué gajo vamos
Los pasos son sencillísimos, pero a os adelanto que al menos mi elección tomó su tiempo:
Primero pinté las gotitas blancas. Como os decía no tengo absolutamente ninguna noción de dibujo y pintura, sólo sé lo que es la perspectiva caballera y porque me da risa el nombre, que sino, ni eso.
Contaba con que al aplicar el azul en cada gota el blanco aún no hubiera secado y entonces se fusionaran ambos colores en perfecta y bella armonía. No fue asi.
No tenía mucha idea acerca de cómo combinar ambos colores, así que en unas gotitas ponía el azul en un lateral de la gota aún blanca en otros en la parte de abajo, en otras en el centro… Mientras lo iba haciendo no me convencían en exceso, pero mi constancia y tenacidad (ahora hago el gestito ese de quien se tira el aliento en las uñas y se saca brillo, la falsa modestia), eso , que mi constancia y tenacidad no me consintieron abandonar mientras reflexionaba sobre lo siguiente: por el precio de tres pares de zapatos innecesarios podría haber invertido en unas clases de pintura.
Superé la crisis de las gotas que no me gustaban, alguna quedó totalmente azul, pero vistas en su conjunto me encantaron. Sé que están faltamente coloreadas, ¿se llama colorear a esto? pero insisto, en conjunto me convencieron, unas despistan a otras.
¿Ves las arrugas de la tela?, una auténtica lástima
Las gotitas resultaban insuficientes para decorar este paraguas aburridote, y es que de manera simétrica, en dos gajos, aparecía el logo de la empresa. Me lo regaló una amiga, y querida, el día que yo haga reclamos pÁngala slow bags espero que no me apliques venganza. Tengo miedo.
Para disimular el logo de esta magnífica empresa tracé unas nubes. Fueron necesarias dos capas cargaditas de pintura, y aún creo que me quedé corta. Para dibujar y pintar las nubes simplemente tracé su perímetro, a pelo, con el pincel fino en color blanco. A continuación apliqué con la brocha de espuma más pintura blanca, e insistí más aún con la azul. Me quedaron monas, pero tuve que repintarlas por aquello del fondo negro y de lo potentes que son las serigrafías industriales.
Las pinturas textiles deben dejarse secar durante tres días, y a continuación plancharse para fijar el color. Ya que no podía planchar el paraguas le apliqué calor con el secador del pelo a plena potencia.
No sé si mi suerte va a cambiar desde que me he puesto con este proyecto, y es que lo tuve tres días abierto en la terraza, los vecinos debían alucinar conmigo y mis absurdas costumbres. Además, a ratos, estuvo abierto un par de días dentro de casa mientras le daba con el secador. Como me aburría soberanamente lo de aplicarle calor durante diez segundos a cada gota, y tres o cuatro minutos a cada nube, me lo tomé con tiempo y me costó tres o cuatro días dentro de casa a paraguas abierto. Y ya os digo, menos mal que no supersticiosa, que de lo contrario me veía llenando la casa de elefantes con la trompa hacia arriba, ahí queda eso.
Finalmente lo sometí a la prueba de fuego: una ducha fría para comprobar, y en su caso llorar/tirarme de los pelos, si chorreaba la pintura o si por el contrario había quedado bien fijada. Fui afortunada y superó el test sin ninguna pega. Ahora, ¡deseando y buscando la lluvia!
¿Te gusta la idea?, ¿te animas con ello?, si es así, te aconsejo utilizar pinturas acrílicas y no textiles, yo estas porque ya las tenía y sinceramente tampoco lo pensé, pero lo del secador del pelo es un poco rollo, y pudiéndolo evitar…
La entrada Cómo pintar un paraguas aburrido y animar un día de lluvia aparece primero en Mis Soluciones Pangala.