Me encantan las tazas, tengo un montón de ellas, incluso algunas son de temporada... las hay de verano, primavera, otoño e invierno. A la par, me encanta beber té a media mañana y terminar a media tarde, es por esto que mi taza va viajando allá donde yo vaya. Tan pronto amanece en la cocina como aparece en el escritorio e incluso desaparece por momentos. El té comienza ardiendo y termina como un calipo, por eso tenía que buscar una solución. ¿Una bufanda? ¿un abriguito? nos quedamos a medias con un fabuloso cubre tazas para tés nómadas.
La taza es de Mr. Wonderful, me acompaña desde hace bastante tiempo porque a mi las cosas que "Requieren" me fascinan. Y así llegó a mi vida como una taza de otoño invierno para desayunos y medias mañanas llenos de calor.
He de confesar, que si os fajáis bien, el cubre tazas tiene un montón de errores... digamos que se fabricó en momentos un poco desastrosos y cuando las cabezas no están en el punto, el punto se revela y hace lo que le viene en gana. De todos modos, decidí terminarla, así con sus fallos y sus faltas... porque en esta vida todo hay que quererlo y requererlo con sus más y sus menos.
Para hacer los extremos, le cosí unas pequeñas tiras de tela que se unen con otras dos y velcro. Me pareció una solución más práctica que el típico botón.
No seguí patrón alguno, me puse a tejer ochos y este fue el resultado.
Ahora toca devorar estas maravillosas galletas danesas de mantequilla que me tienen loca!
Si queréis fabricaros una cubre taza parecido y os surgen dudas, sólo tenéis que preguntar e incluso puedo hacer el patrón. ¡A pedir se ha dicho!
Beso Mil.