Llevo mucho, pero que mucho tiempo, queriendo publicar esta entrada, pero este era un proyecto que se ha ido alargando en el tiempo casi un año. Una locura. Pero por fin, ha llegado el momento, y he dado las últimas puntadas. Ya puedo mostrarte uno de los grandes proyectos de este último año:
Hacerme un pouf a mano, usando materiales reutilizados.
Me he dado cuenta que no he realizado ninguna foto durante el proceso, así que no puedo mostrarte gran cosa. Pero intentaré explicártelo lo mejor posible.
Materiales que he utilizado
Vaqueros viejos - la parte de las perneras
Una cremallera vieja
Un botón grande
Fieltro - una pieza grande para la base
Durante el año pasado, y mientras hacía el pouf, familiares y amigos me han ido pasando sus vaqueros viejos, que iban a tirar, si estaban rotos, y los he ido aprovechando. Así llegué a juntar una caja llena de piezas de tela vaquera que me han dado para montar un pouf...y me sobran quizás para un segundo :)
Medidas
El pouf tiene una circunferencia de 45 centímetros. Y una altura aproximada de 40cm.
La base es una pieza redonda de fieltro.
El tronco o cuerpo principal está compuesto de varias piezas de 30X15 cm y dos piezas rectangulares de 9cm de alto.
La parte de arriba la forman varias piezas de 26x15cm, cerrada con un botón de 4 cm de diámetro.
Cómo lo he hecho
Me he dedicado sobre todo, en las sobremesas de domingo, con una peli o serie interesante (incluso con programas de telerealidad), un café o té calentito, y sacaba mi labor, y así le dedicaba una horita o dos. No lo he hecho muy seguido, motivo por el que he tardado tantos meses en acabarlo, especialmente en verano, pues las piezas de tela vaquera, una sobre otra, daban bastante calor.
Primero, hice unas plantillas en cartón de las piezas que quería cortar, marcaba las prendas, y cortaba. Luego, me dediqué a coser las partes entre sí, siempre con una puntada invisible, por dentro. He procurado juntar vaqueros de colores similares, para ir intercalándolos y hacer un diseño. Comencé por la parte central, la pieza vertical. Cosí las distintas piezas entre sí, haciendo una circunferencia. Decidí añadirle una banda más, a lo alto, al terminar, pues estaba resultándome muy bajo para su uso. Dejé uno de los lados sin coser, para añadir la cremallera. Luego, cosí las distintas piezas (como pétalos) de la parte de arriba, al cuerpo principal, pero sin unirlas entre sí, para poder manejarlo bien.
El tercer paso fue hacer la base. Para eso, usé una lámina de fieltro para manualidades que tenía en casa, de un grosor de 0,25 cm. Tracé la circunferencia que necesitaba, dejando 1cm para el borde y la costura. Y lo cosí al cuerpo.
Añadí la cremallera al cuerpo principal, reforzando mucho cualquier posible hueco, para que no se escapase el relleno.
Cogí un botón grande y lo forré con tela vaquera (un retal que me sobraba). Lo reservé para el final.
Llegó el momento de ir cosiendo los diferentes pétalos entre sí. Esta tarea parecía más complicada de lo que realmente era. Los plegaba sobre sí mismos, como haciendo un abanico, y los cosía, para que no se soltasen. La siguiente pieza, hacía lo mismo, un abanico, bien apretado, y la cosía sobre la pieza anterior. Así, hasta completar el círculo.
Una vez completado el círculo, cosí el botón arriba del todo, para cerrar el agujero principal, y tapar las costuras.
Como último paso, rellené el pouf y una vez relleno, corregí todas las puntadas que veía más flojas y posibles huecos donde se podría salir (lo hice una vez relleno pues así se veían los puntos débiles).
El relleno
El relleno lo estoy reservando desde la boda de mi cuñada, por muy extraño que suene. Sus amigos decidieron llenarle la casa de bolitas de porexpan. Sí, una gran idea. Fuimos a ayudarles a limpiar, pues las bolitas son muy pequeñas, y tenían un bebé y varias mascotas, que podrían encontrarlas y comérselas.Tras pasar toda una mañana llenando sacos de bolitas (no te exagero, sacamos 10 bolsas de comunidad) decidí quedarme un par de ellas, para darles un uso realmente positivo: unos poufs, en vez de dejarlas en el cubo de basura.
No es el producto más ecológico del mundo, ni por asomo, pero al menos le estoy dando un segundo uso, y espero que sea para mucho tiempo.
El resultado: me encanta cómo ha quedado. Es original, es resistente (la tela es fuerte) y al estar con mucho relleno, resulta estable y muy cómodo. Ahora lo uso para sentarme en torno a la mesa del café o para apoyar las piernas. Mandú (que le puedes ver en la foto muy cómodo en una de las mantas) todavía no le hemos visto probarlo, pero imagino que será cuestión de tiempo.