A decir verdad, y para que no me digan después que me atribuyo méritos ajenos, la idea fue de Carlos, que tras haberle visto a su hermana un invento que ya vendían pensado para este fin, empezó a darle vueltas a su cabecita y se le ocurrió esta genial idea, o al menos a mi me lo parece, ya que así he conseguido dejar de estar todas las mañanas peleándome conmigo misma para localizar los dos pendientes del mismo par que me quería poner.
Así es como tengo ahora mismo ordenados todos mis pendientes.
Para organizar los pendientes "colgantes" (por llamarlos de alguna forma), empleamos un marco Ribba de Ikea y un trozo de malla de mosquitera. Lo único que hay que hacer es quitar el cristal que trae el cuadro y en su lugar poner el trozo de mosquitera bien tirante y graparlo al bastidor de madera que tiene en el interior.
Para el resto de pendientes, que son los que no se pueden colgar en la malla, se me ocurrió emplear unos especieros Grundtal de Ikea con su soporte magnético, que son los que aparecen sobre los cuadros. Los pendientes van colocados dentro de los especieros pinchados sobre un trozo de "esponja" de la que se emplea para realizar centros de flores.
Y de esta forma, tengo a la vista todos los pendientes cuando llega el momento de ponérmelos.
Después de haber realizado esto para mi, a mi hermana también se le antojó, así que para su cumpleaños le preparé un kit completo de "portapendientes", tanto el cuadro como los especieros.
Para hacer su cuadro, en lugar de elegir los marcos pequeños (14x14cm) como usé en mi caso, utilicé uno un poco mayor (23x23cm, ya que así me lo pidió ella). Esta vez le dejé al marco el paspartú que traía y le puse de fondo una foto, que aunque no se ve muy claramente, de forma algo difusa se intuye. Elegí una imagen de la "Casa de la Cascada" de Frank Lloyd Wright y que suponía que a ella también le agradaría tener de fondo.
Los especieros fueron "tuneados" por ella misma, ya que se imprimió imágenes de cuadros de Gustav Klimt, siguiendo la misma temática que ya había empezado en su dormitorio con un cuadro de este mismo autor en su cabecero.
Y así es como, una vez más, hemos empleado las cosas para un fin totalmente distinto del que en principio habían sido pensadas.