Siendo nieta de abuela crochetera y tricotera, de las de siempre, de las que no necesitan patrones y sacan las medidas a ojo, que hacía unos cojines divinos (lástima no tener fotos), era cuestión de tiempo que intentara seguir la tradición familiar y me adentrara de forma autodidacta en el mundo del ganchillo.
Para que os hagáis una idea, mi abuela aparte de los cojines (muy elaborados, con punto haciendo efecto de flor de gladiolo y cosas así), hacer calcetines de andar por casa, chaquetillas de bebé en punto de arroz, jerseys de ochos y ropita para mi Barbie se dedicó a hacerle un par de colchas a cada hija de este estilo, gastando restos de lana de aquí y de allá:
Una de las míticas mantas de ganchillo de mi abuela, in memoriam. No es la más hermosa, pero sirve para demostrar como a veces lo sencillo es lo que mejor resultado da.
Detalle de las franjas. Punto alto a cascoporro y cada dos líneas, cambio de lana, sin patrón de colores definido. Más simplicidad, imposible. Y sin embargo, resultan.
¿Alguna de las lanas es demasiado fina? Se mezclan dos lanas finas y se tejen juntas, y como por arte de magia todas las franjas quedan del mismo grosor, con un acabado impecable.
¿Se acaba alguna de las lanas antes de tiempo? Pues se sigue tejiendo con alguna lana parecida, sin complejos. A mí hacer algo similar me produce mucho estrés porque se me van los ojos a la imperfección, pero lo bueno de las cosas hechas a mano y con amor es que estas cosas no deberían importar.
Prueba de agudeza visual: ¿dónde está el cambio de color?
Las mantas de mi abuela también tenían sus ñapas, pero insisto: el resultado es sencillo pero óptimo y muy práctico.
Todo el reborde de la manta está solucionado de esta manera, no sé si para darle un toque mejor de color o para solventar las irregularidades.
Mi abuela hacía que pareciera tan sencillo que era inevitable que yo en algún momento tratase de imitarla.
Mi primer proyecto resultó un poco faraónico: la típica colcha de cuadritos afganos clásicos de colores...No estoy nada satisfecha del resultado teniendo en cuenta el número de horas invertido. Mis errores: querer hacer una colcha para cama de matrimonio de 150 x 200 cm y pretender una locura cromática, de manera que en una misma línea de cuadros no se repitiera la misma lana del mismo color o textura. Resultado: muchísimo tiempo invertido, demasiados colores para resultar agradable a la vista, necesidad de comprar lanas nuevas a lo tonto (que después sobran y hay que buscar proyectos para gastarlas) y dificultad para unir los cuadros entre ellos debido a las diferencias de tamaño.
No se aprecia pero las uniones en negro tampoco quedaron muy canónicas, están demasiado en relieve.
A ver si vosotros sois tan críticos con el resultado como lo soy yo.
Y lo peor de todo: las uniones entre colores (anudadas) se han deshecho enseguida y se ha quedado la colcha llena de huecos irregulares, agujeros y hebras que hay que reanudar como sea. Una chapuza.
Y no se queda ahí la cosa. Pese a su aspecto idílico, este tipo de colchas abrigan poco para el peso que tienen, porque el esquema de ganchillo que tienen es demasiado calado.
Así que para no dejar la colcha guardada en un armario por falta de uso práctico o tirarla a la basura después de tanto trabajo, me propuse coserla a una tela bajera y convertirla en una colcha más recia y tupida. Y quería que fuera en negro sin estampados.
El problema es que no venden telas de sábana negra con semejante tamaño, y no quería ni cambiar de color, ni coser dos fragmentos de sábana negra y que quedaran costuras, ni teñir una sábana de otro color y que quedara negra pero con el hilo de las costuras de color original.
Al final después de buscar telas adecuadas sólo encontré una tela de loneta negra no demasiado gruesa y del tamaño adecuado (!!!!!????? creo que tengo mala suerte con las tiendas que frecuento).
Nuevamente me arrepentí del resultado, porque aparte de que la tela de loneta resulta algo áspera a la vista y al tacto (necesitas poner una sábana debajo), añade más peso al conjunto.
Si lo llego a saber sí que hubiera optado por coser dos sábanas bajeras juntas o buscar otra tela de sábana del tamaño adecuado, aunque fuera de otro color.
Peeeeero resultó muy práctico al final, porque da el grado de calor justo para los meses de entretiempo, aquellos en los que no hace para dormir sólo con una sábana pero tampoco para sacar la funda nórdica, ni siquiera la finita. Así que de estar olvidada en un armario y con ganas de tirarla ha pasado a ser nuestra manta de referencia durante varios meses al año (aunque no descarto que acabe siendo rechazada de nuevo porque se me llevan los demonios cada vez que veo los agujeros en la labor).
De todas maneras, aunque quizás no se aprecia en la foto, sigue teniendo demasiados defectos como para estar muy orgullosa: irregular, desencuadrada, con desuniones en la lana y no demasiada estética.
Una vez aprendido que los cuadritos afganos no son tan prácticos como se piensa, me puse a ganchillear otra colcha que necesitaba para una de las camas de los niños; esta vez con punto alto corrido, pero en zigzag para darle algo más de sofisticación (extraído de Lanas y Ovillos y Tejiendo Perú a partes iguales).
Una manta de ganchillo como otra cualquiera. Ni por estas soy capaz de liquidar los choporrocientos ovillos de lana que tengo.
Detalle del zig zag por el derecho.
Todas las líneas están del derecho siguiendo los consejos de otra bloguera, pero no es algo que yo aconseje porque es mejor que la manta no tenga ni derecho ni revés, (así es totalmente reversible) aunque eso suponga que el punto quede poco homogéneo.
Detalle del revés de la manta.
Pude aprovechar buena parte de la lana que sobró de la colcha anterior, aunque no todos los ovillos los gasté enteros...Para mi desgracia, algunos sí...¡¡antes de acabar cada bloque de color!! y para no deshacer labor tuve que recorrerme varios de los maxi china de la comarca para encontrar lana del mismo color y grosor. Eso no siempre fue posible y el ojo avezado podrá descubrir "parches" de lana para acabar algunas de las líneas.
Prueba de agudeza visual: ¿dónde están las franjas que han sido acabadas con dos tipos de lana diferentes?
El acabado quizás parezca más profesional y estético pero sigue sin convencerme "las arrugas"que genera el efecto zigzag. También pesa lo suyo y tuvo mucho trabajo, para tener un poder calorífico intermedio.
Detalle del extremo de la colcha. Lo bueno de este sistema es que ni por los extremos ni por los laterales los acabados quedan tan mal como para necesitar alguna clase de reborde o decoración.
Echando la vista atrás no tengo buenos recuerdos con lana, salvo los amigurumis, que enseñaré en otro post. También he probado de hacer jerseys, faldas y tops para mí, y la cosa se ha quedado a medias o con resultado mediocre, y al final no me lo ponía. Mucho tiempo invertido pero el poco uso real, así que me lo pienso muy mucho antes de emprender otro proyecto parecido. Me gustaría un top calado de ganchillo, pero con mi pasado turbulento me temo que el proyecto está a la cola de mis prioridades...
¿Creeis que me paso de autocrítica?