Y, como veis a continuación, esto ha dado sus frutos. La manta ha tomado forma, ha crecido y está casi lista.
Me ha quedado un poco estrecha. Así que la haré un poco menos larga de lo necesario y la terminaré con unas vueltas alrededor.
El objetivo inicial de reducir mi stock de lanas se ha cumplido y el resultado me gusta. Además, lo que es más importante, le gusta a mi hija, que ya se la ha agenciado para su cama.
Me queda el trabajo más pesado para mí: rematar todas las lanas. Siempre lo dejo para el final...