Cuando era pequeña crecí en un pueblo de montaña llamado Molinaferrera, en la maragatería de León a la falda del monte Teleno y en sus montes crecen muchos arbustos que llenan la primavera de colores, pero una gran parte de mi niñez y adolescencia la viví a caballo entre el pueblo y Astorga, un camino que recorría mínimo dos veces a la semana, siempre rodeada de vegetación y en ese camino había un campo de Peonias silvestres que cuando llegaba esta época, mi padre siempre me dejaba bajar para coger un ramillete de ellas
Yo nunca anduve tanto por el campo aquí en Moralzarzal como este año y en estas caminatas he ido redescubriendo una vegetación, cascadas y paseos que me enamoran, lo mismo le ha pasado a mi hermana y ella es la que aquí encontró las peonias silvestres, la emoción para las dos ha sido inmensa y yo le rindo homenaje con este abanico.
He escogido un abanico con el varillaje en madera de abedul pulida y el pais negro para que resalten aun mas estas Peonias silvestres
Ya estoy preparando el siguiente también homenajeando a la naturaleza y su vegetación que nos regala colores y olores sin igual
Un millón de gracias por acompañarme