Así fue pasando el tiempo hasta que un día Rosa nos enseñó las que ella se había hecho. Yo le enseñé lo que tenía y me animó a terminarlas. Con sus consejos conseguí terminarlas y estrenarlas en el encuentro de Loeches. Además de preciosas son comodísimas.
Ya que estaba animada con las zapatillas me compré otras en negro, pero eran tan sosas que tenía que animarlas de alguna manera y con un pincel y un poquito de pintura para tela en un ratito ya estaban listas.