Cena saharaui de este año. En cuanto la vi, encima de la mesa, supe en que se convertiría aquella botella de agua de plástico, algo distinta a las habituales. Un poco más grande, más redonda, con unos pliegues en el centro... Guardé tres botellas, de la primera, ha surgido este gatito...
El proceso es sencillo y a la vez entretenido. Cortamos la botella a la medida deseada. La forramos con varias capas de papel de cocina o papel de periódico, siempre dejando secar la capa antes de poner la siguiente. La untamos con una capa espesa de yeso diluido en un poco de agua y la dejamos secar bien. Pasadas unas horas la lijamos con suavidad.
Moldeamos las distintas partes con relieve, ojos, orejas, mofletes, nariz, utilizando materiales como porexpán, pasta de secado al aire, limpiapipas... y dibujamos con lápiz el resto del gato.
Una vez decidido el color del pelaje del gato, utilizamos pinturas acrílicas y con alambre, realizamos los bigotes. El resultado: un lindo gatito.