Pues como que en estas fechas y así de repente lo que más encuentras por todos lados son gorritos de Papá Noel, pelucas de colorines y pasamontañas...
Para no andar dando vueltas a lo desesperado ni pasarnos de presupuesto para algo a lo que no se le va a dar mucho uso: "recursos artísticos", que no nos faltan...la transformación del bombín.
Erase un bombín de un bazar, los había de muchos colorines -menos blanco, claro está- por lo que compramos uno clarito que nos diera menos trabajo y le retiramos la cinta negra de adorno que traía alrededor.
Originalmente es de un plástico fino muy endeble, pero con la técnica del PAPEL MACHÉ podemos darle la consistencia que queramos.
Con varias capas de trozos de papel de cocina debidamente colocados y untados con cola blanca un poco diluida se consigue recubrir toda la superficie, dar color blanco y progresivamente mayor firmeza.
No olvidemos ser pacientes y esperar entre capa y capa para que seque.
En la última capa utilizamos la cola aún más diluida y vamos dando también el líquido por encima de los trozos de servilleta con el pincel a golpes secos de modo que en lugar de dejar el papel liso, se van formando pequeñas arrugas por toda la superficie. De ese modo queda como una imitación piel y también se difuminan las juntas entre los recortes del papel dando uniformidad al acabado.
El bode externo se recorta bien, pero como siempre van a quedar imperfecciones, una vez seco se lija cuidadosamente.
Por último le damos dos capas de pintura acrílica (dejando secar entre una y otra).
El toque final de brillo y protección se consigue con un barniz acrílico (en este caso utilicé un spray que es muy cómodo para acabados grandes).
Ahora ya sólo quedan los ensayos de última hora y a recibir muchos ¡¡APLAUSOS!!