Este verano mi máquina de coser vintage y unas cuantas telitas se vinieron conmigo de vacaciones a la playa.
Mi primera misión fue crear mi espacio de costura. Escogí el rellano de la escalera, que con el tiempo se había convertido en un trastero de cuadros y estufas en desuso. Tras una primera limpieza instalé una mesita de trabajo y un mueble auxiliar con la máquina de coser y la radio (¡que sería de mis costuras sin música!)
Sustituí los cuadros por unos más alegres y acordes: la oca y el parchís que cosió mi madre a punto de cruz.
Al final el viejo trastero resultó ser el rincón idóneo para mi atelier de costura: pequeño, luminoso y con mucho aire ideal en estos días de verano.
Y vosotras, ¿también habéis estado trabajando estas vacaciones?
En los próximos posts os iré mostrando todas las labores que han salido de aquí.
Ciao!