Supongo que a estas alturas ya sabéis que las muñecas Barbie son mis preferidas, en general me molesta bastante ver muñecas mal cuidadas y si son Barbies más todavía. Pero vamos a empezar por el principio:
Domingo por la mañana, como en casi todas las ciudades de este bendito país en la mía se hace desde hace tiempo un mercadillo donde puedes encontrar casi cualquier cosa, sobre todo si es viejo, sucio y usado.
Adoro los rastros, en ellos he encontrado muchas veces cosas fantásticas (por lo menos para mi, todo depende de la percepción de cada uno) desde discos de vinilo a cuentos ilustrados por algunos de mis artistas preferidos así que ese domingo iba con los ojos bien abiertos. Y ahí estaban... un montón de Barbies en el suelo tiradas, sucias, algunas vestidas y otras no, algunas con trasquilones y otras con gomas tan apretadas que ni se veían entre el pelo enmarañado. A 1 euro, ese día escogí las dos que más me gustaban, comprobando que eran originales de Mattel y que estaban en más o menos buen estado.
Y al llegar a casa comenzó el trabajo de verdad, mi objetivo es restaurarlas e investigar hasta averiguar de qué muñeca se trata y en qué año se vendió.
La primera señorita me llamó la atención por el altavoz que tenía debajo del pecho, en la espalda tenía un cajetín para tres pilas de botón que estaban muy oxidadas así que en principio di por perdido el mecanismo. Conservaba parte del peinado original pero el pelo estaba muy enredado y las manitas tenían algunos defectos también. Solamente tenía una pista más para averiguar qué Barbie era, un collar con forma de corazón y cadenitas metálicas que estaba desteñido y oxidado también.
La segunda era bastante curiosa, sus pies no eran como los de las Barbies normales sino más grandes y anchos (uno de ellos estaba un poco magullado), el cuerpo también era algo peculiar y además era más bajita que las normales. Mi única pista aquí eran los pendientes de aro rosas.
Evidentemente se fueron de cabeza al agua, necesitaban una limpieza en profundidad. Para desenredar el pelo utilizo suavizante de ropa diluido en agua muy caliente, las dejo a remojo una hora con cuidado de no sumergir la cabeza entera en el agua caliente para que la pintura del maquillaje no se deteriore.
El siguiente paso es la desinfección, no es que yo sea una loca de la limpieza pero como no se de dónde han salido estas pequeñas me quedo más tranquila pasándoles un algodón con alcohol etílico por brazos y piernas. también borro algunas manchitas que puedan tener en la cara con un bastoncillo (cuidado con no pasar el algodón por encima del maquillaje y hacer un borrón).
Desenredar el pelo es cuestión de paciencia, podemos dividirlo en trozos más pequeños e ir cepillando agarrando bien la cabecita para que no salga volando por culpa de los tirones. Después de haber estado una hora en suavizante el pelo saldrá mucho más suave y manejable.
Y así quedaron mis pequeñas rescatadas de hoy:
... Aún quedaba el tema de saber quien eran estas dos rubias. Compré pilas de botón, tenía muy pocas esperanzas pero cuando se las puse funcionó y empezó a sonar una canción "soy como tu... tu igual a mi..." así que gracias a la letra de la canción supe que mi Barbie era una Princesa Annelise, de la película "La princesa y la costurera" del año 2004.
Para la otra los pendientes y los pies fueron la clave, es una Barbie Beach Glam primera edición de 2007, se vendía sin zapatos y con look playero. Es bastante difícil encontrar zapatos que le valgan pero con el tipo de botas que le he puesto no hay problema.
Y así empieza la historia de cómo me convertí en rescatadora de Barbies maltratadas y descartadas por sus dueños. Ya se que me repito pero a veces merece la pena dar una segunda oportunidad a algo ¿no?
¡Hasta pronto!