Mi estancia creativa ha estado todo este tiempo con la puerta cerrada, mi mascota gatuna al acecho del más mínimo descuido para poder entrar en ella. Se mueve entre pinceles, acrílicos y figuras con tanta curiosidad que, de vez en cuando, ocasiona algún que otro accidente. Puck, mi perro juguetón, ha recuperado su lugar y dormita tumbado en su manta favorita, a mis pies.
Empiezan a reaparecer las ideas. menos mal, porque días atrás creía haberme quedado creativamente seca...vacía. Renacen, muy tímidamente, las ganas de hacer cosas, pintar, leer, escribir, continuar este blog...pensaba que jamás dejaría de sentirme tan triste y que el miedo me había ganado la partida.
Han quedado atrás los peores momentos de mi vida, el "todo pasará" se ha transformado en "ya está pasando" y empiezan a abrirse horizontes de gratitud y esperanza que nos recordarán, para siempre, el milagro que nos ha regalado el destino... o los dioses. Mi tribu recupera la salud y me siento muy afortunada.