Violeta Lópiz nació en Ibiza en 1980. Fue tras irse a vivir a Madrid, al echar de menos el mar y la naturaleza de su ciudad natal, cuando se refugió en dos de sus mayores placeres solitarios: tocar el piano y dibujar. Y es una suerte para nuestros ojos que dedicase sus horas domésticas a la segunda de estas actividades, dado que se ha convertido en una de las más interesantes ilustradoras que conozco.
Ha puesto imágenes a libros tan seductores como Les poings sur les îles o I pani d’oro della vecchina, publicaciones que es un placer admirar se entienda o no el idioma en el que han sido editados. Claro que no es necesario que hagáis un acto de fe: aquí tenéis cuatro ejemplos de su deliciosa creatividad.
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