Que un amigo traiga una noche unas cervecitas fresquitas para la cena y que lo que más te preocupe a ti es que puedes hacer con ellas puede ser preocupante, o no, no lo tengo claro. Pero a partir de esa noche me he vuelto loca con las botellas, no tiro casi ninguna y eso sí que puede llegar a ser un problema.
La primera que hice fue fácil, sencilla, rápida y muy resultona. Fue cuando decidí hacer una para cada una de mis amigas, y con cada una que reciclaba la cosa se iba complicando más y más, hasta el punto de pasarme casi una semana (tener en cuenta que mi chiky me deja poco tiempo libre y lo hago cuando ella duerme) rodeando una botella con cuerda y lana.
Os las enseñaré con los nombres de las personas a las que se las regalé, porque ha sido un trabajo costos, pero muy personal y con mucho sentimiento.
ARACELI; Sencilla pero resultona, como ella.
CARMEN, MARTA Y VANE; Las hice las tres a la vez, las metí en una bolsa y ellas eligieron la que más les gustó.
Con cuentas de collares, lazos y de más cosas que tenía por casa. Que no te cuesten dinero no significa que no puedas hacer algo bonito.
YO (que también me lo merezco) Y GEMMA; Como ya no me quedaban botellas de cerveza utilicé una de vinagre de Módena.
LORENA Y SABRINA; Las últimas que entregué, pero no por eso menos importantes que las otras. Como ellas son gemelas quería hacerlas igual, pero me pareció poco original.
Y por el momento ya está. Como os digo, a la vez que escribo este post estoy trabajando en otros proyectos y en sus publicaciones. Espero que a partir de ahora empecemos a conocernos más y mejor.
Compartamos y disfrutemos juntos.