Y es así, que el otro día, cuando pensaba qué hacerles de regalo a unas amigas, entusiastas de la Navidad y admiradoras de la literatura infantil, recordé todo esto que os explico.
He dedicado las noches de ¿las dos últimas semanas? a este bordado, disfrutando, sin prisas pero sin pausa. Lo primero que hice fue buscar la película y verla, ya que este libro no lo tengo. Luego preparé la tela sobrehilándola y escogí los hilos. A medida que iba avanzando en el trabajo me iba dando cuenta que el gráfico no era exactamente igual que la fotografía del bordado finalizado de la revista, teniendo este más volumen, principalmente el muñeco de nieve. Así que hice mis propias modificaciones para intentar que no fuera tan plano como en el gráfico.
Y por último modifiqué la cabeza del niño, dejándola más natural que en el original, donde me parece que les quedó demasiado achatada y con el pelo muy rígido.
Me gusta cómo me ha quedado y ahora me da hasta pena regalarlo, pero sé de sobra que quienes lo van a recibir lo van a apreciar sobradamente: por el tiempo que le he dedicado, y por la temática escogida de este clásico de la literatura infantil.
Llevo días pensando qué hacer con este bordado, barajando ideas: dejarlo como cuadro o convertirlo en un objeto, y en tal caso, qué objeto. Recién lo acabo de decidir, pero eso os lo cuento y enseño otra semana.
Muchas gracias por vuestra compañía.