Hace unas semanas estuvimos por un parque lleno de pinos paseando con 6 críos de entre 2-7 años, así que para entretener, sobretodo a los más mayores, los puse a buscar ramitas caídas que fueran más o menos rectas, así cuando cayera la tarde y nos metiésemos en casa, haríamos una puerta especial y mágica por donde entrará el Ratoncito Pérez cuando se les caiga un diente.
La más mayor me miró con cara de incredulidad ya que se le han caído varios dientes y lo único que hace es meterlo en una bolsita debajo de la almohada y a la mañana siguiente, aparece dinerito en ella, pero mi hijo estaba súper emocionado con la idea mágica y especial de poner una puerta y que por allí pueda entrar un ratoncito sin agujero alguno (también hay que tener en cuenta que unos niños tienen más imaginación que otros y en ese aspecto, el mío se lleva la palma).
EMPECEMOS:
Basta con tener ramitas de los árboles y montar la composición de la puerta, para después pegar los palitos con cola o silicona caliente. Pintamos con unas témperas o pintura de pizarra (chalk paint color topo en mi caso) y, una vez esté totalmente seca la pintura, se adorna al gusto. Como véis, yo puse una banderola de washi tape y cordel, e hice un nombre con hilo de aluminio (nombre que creo que se ve un poco regulero, igual y lo cambio por un azul marino o negro).
Hay que buscarle un sitio especial cuando llegue el momento tan deseado por los peques de caerse un diente. Yo directamente la he guardado en una bolsita mona junto a un libro llamado LA ASOMBROSA Y VERDADERA HISTORIA DE UN RATÓN LLAMADO PÉREZ, libro pequeñito y del mismo tamaño que la puerta donde cuenta que la verdadera finalidad de la caída de los dientes es "crecer". Solo queda esperar que se le caiga el primer diente a mi hijo mayor.
¿Qué te parece? la verdad es que es bastante baratita y el resultado a mí personalmente me gusta mucho.
FELIZ DIA ¡COMO SIEMPRE!