Y este fue el resultado:
Aunque a Celia le ha encantado esta alfombra, nada más ponerla ayer a la entrada de mi cuarto de baño, decidí deshacerla.... Los gemelos me decían que no, "Mamá, que te ha quedado bien", mis amigas, igual, pero no...
No voy a enumerar los fallos que tiene, porque son obvios...
Y os la enseño porque después de ver tantas alfombras maravillosamente tejidas, quiero que veáis también un intento frustrado... pero que me ha servido para perderle el miedo, para entretenerme por las noches y para que el domingo a las doce de la noche me dolieran las muñecas...
Y además...
He aprendido tres cosas:
- No es necesario seguir el esquema, en cuanto a crecidas de puntos, al pie de la letra... Como el grosor del trapillo no era siempre igual (el azul sí, pero el beig es un despropósito), si hacía todas las crecidas del esquema, al llegar a la franja azul, aquello no era un círculo, sino que se "combaba" (porque sobraban puntos). Aquí el consejo de mi amiga Pilar, que me dijo que hiciera las crecidas "a ojo", cuando lo deshice por segunda vez el sábado por la noche...
- Obviamente, para que no quede "apepinado", las crecidas hay que repartirlas...
- No mezclar distintos grosores de trapillo....
Por eso anoche, volví a deshacer hasta la franja azul, que total, como cunde muchísimo, me supone en todo caso dos noches más, pero como es algo que voy a ver todos los días, mejor que me satisfaga, ¿no? Y mientras la deshacía, aproveché para separar los distintos grosores, que los más gruesos los utilizaré para hacer unos cestos.
Y además, pesa un quintal, porque todo es punto alto... y quiero poderla meter en la lavadora...
Así que ayer, buscando por internet, encontré un tutorial espectacular, para hacerla de otra manera, con calados, que ya os indicaré cuando la termine...
Y eso que Celia estaba encantada...
¿Algún consejo para estas alfombras? ¿Cuál es vuestra experiencia?