Algunas de las postaleras comentaban que no tenían inspiración para hacer nada y bromeamos con la posibilidad de mandar una postal en blanco. Y como mi cabecita no para de idear pensé "¿por qué no?". Aquí tenéis el resultado, postal y marcapáginas.
Por detrás no me quedó más remedio que poner un poco de color.
Incluso con la mente en blanco, se puede encontrar inspiración.