POEMAS ERÓTICOS

El erotismo es parte de nosotros mismos, lo llevamos a flor de piel o escondido en un rincón oscuro pero siempre está ahí, omnipresente. Escritores/as de todas las épocas lo describieron en sus líneas de mil formas, con más crudeza, ternura o deseo. En esta entrada vamos a desgranar algunos versos de poetas y poetisas que han dejado profunda huella en la literatura.

Comenzamos con el titulado “Fue Teresa a su majuelo” (anónimo)- Fragmento del romance que promete ser muy sugerente.

-¡Oh nabo de mi contento,
bendito el que os ha criado,
y bien haya la simiente
de que fuistes engendrado!
Echaros he en mi puchero,
entero y sin quebrantaros,
y para que no os peguéis,
procuraré menearos.
No quiero para mi olla
más especies ni recados;
sólo, para daros gusto,
os echaré dos garbanzos.
Y para que florezcáis
os iré yo regalando,
y os regaré algunas veces
con el agua de mi caño.
..

“Hombre desnudo de William Etty”
EL AMANTE IMAGINADO (T. Echeverría 2021)

Soñé con tu cuerpo deseado, hombre desconocido.

Te quité la ropa a trozos, ansiosa.

Mis ojos resbalaron por tu madurez desnuda, golosos,

hasta engancharse en tu enhiesto pincel, portentoso,

grueso, duro, viejo,

jugoso, vivo, gozoso.

Pintó mi boca de colores,

dibujó dos montañas de níveos pezones

y un valle oscuro en el que esconderse un rato .

Explotó en un arco iris de lluvia, loca,

salpicando lechoso placer de gotas

en labios, lengua y manos.

Los suspiros de anhelo

cayeron amontonados en el suelo,

los besos no dados

se quedaron en las sábanas, enredados,

mezclados con los sueños no cumplidos,

que nunca tuvieron alas y, aun así, volaron.

El beso de Rodin
DOS CUERPOS .- Octavio Paz (1914-1998)

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.

Boucher – 1740
PIENSO EN TU SEXO – César Vallejo (1892-1938)

Pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el hijar maduro del día.
Palpo el botón de dicha, está en sazón.
Y muere un sentimiento antiguo
degenerado en seso.

Pienso en tu sexo, surco más prolífico
y armonioso que el vientre de la sombra,
aunque la muerte concibe y pare
de Dios mismo.
Oh Conciencia,
pienso, si, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede.

Oh escándalo de miel de los crepúsculos.
Oh estruendo mudo.

¡Odumodneurtse!

Leda y el cisne de Rubens
CUERPO DE MUJER de Pablo Neruda (1904 – 1973)

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.

El beso de Klimt
ORACIÓN – Juan Gelmán (1930 – 2014)

Habítame, penétrame.

Sea tu sangre una con mi sangre.

Tu boca entre a mi boca.

Tu corazón agrande el mío hasta estallar.

Desgárrame.

Caigas entera en mis entrañas.

Anden tus manos en mis manos.

Tus pies caminen en mis pies, tus pies. Árdeme, árdeme.

Cólmeme tu dulzura.

Báñeme tu saliva el paladar.

Estés en mí como está la madera en el palito.

Que ya no puedo así, con esta sed quemándome.

Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

El beso de Toulouse-Lautrec
OTRA VEZ AMARILIS – Márgara Sáenz

El tiempo ha pasado y vuelves a mi memoria.

Tu auto trepando hacia la sierra, la CreamRica
¿recuerdas?, volteando a la derecha, todos
esos moteles.

Entonces éramos nosotros; no tú, no yo. Me quiérote
te gózame, me amándonos, decíamos.

¿A quién llevas ahora? Contigo entre las piernas
¿quién pega alaridos y triza los espejos
donde nos repetíamos bestiales y dulcísimos?

¿Qué otro vientre recibe tu miel mía, peruano? Di
qué frívola puta, qué sórdida hipócrita limeña,
qué casada cuidadosa del cornudo.

Hijo de perra, ¿lo haces? Pero allí no, nunca, con
nadie vuelvas a la habitación 35. Que se te
muera para siempre, que se te pudra si regresas.

Una vez dije allí no ¿recuerdas?, dije después
donde quieras. Tú me observabas igual que un
entomólogo, eras un médico lascivo examinando
una muchacha muerta de amor: no hables, eres
una muñeca, un cuerpo sin voluntad, y me
tocabas probándome y fui durazno de esos
que se abren con la mano.

Un durazno, dijiste a mis espaldas, a la luz de la
tarde, separando con suavidad mis carnes,
descubriendo lo que ni yo conozco, mi zona
más oscura, la que guarda esa caricia atroz,
obscena y tuya que no olvido.

Júralo: no has de volver a esa cama con nadie. Me
has negado tu cuerpo, el que gustaba mirar
impúdico y erecto viniendo a mí, el tuyo que
era el mío. Concédeme eso entonces: anda a
otro sitio a hacer tus porquerías.

O vuelve a la habitación 35. El tiempo ha pasado,
ya no hay sino recuerdos y Amarilis qué puede
sino juntar palabras. Ahora somos tú y yo, no
existe más nosotros. Uno y uno, dos solos: yo
y esa mierda que tú soy y yo añoras, desgraciado.

Serpientes de Klimt
Fragmento de un poema de Frida Varina Ramos (1960)

“Me dejo tocar por ti
en las calles
enfrente de todos
semi-desnuda
oprimes alguna parte infinita de mi orgasmo

Y una vez más
tu sexo afilado
está aquí
abriéndome los labios”.

Romeo y Julieta de Frank Dicksee
POEMA 12 – Oliverio Girondo (1881 – 1967)

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.

La nieta de la Trini de Julio Romero de Torres
DESNUDA – Roque Daltón (1935 -1975)

Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua
cuando entre sus paredes me sumerjo.

Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como a un niño perdido
que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas.

Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que se nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a la sombras los deseos me ladran.

Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.

El día en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.


LUCÍA MARTÍNEZ – EROS CON BASTÓN – Federico García Lorca

Lucía Martínez.
Umbría de seda roja.

Tus muslos como la tarde
van de la luz a la sombra.
Los azabaches recónditos
oscurecen tus magnolias.

Aquí estoy, Lucía Martínez.
Vengo a consumir tu boca
y a arrastrarle del cabello
en madrugada de conchas.

Porque quiero, y porque puedo.
Umbría de seda roja.

Espero que esta selección os haya gustado. No olvidéis que la lectura acompaña, consuela, instruye y te mantine vivo/a.

Teresa Echeverría, escritora.


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