Mis recuerdos me atormentaban, el dolor intentaba atarlos, encarcelarlos en algún lugar de mi mente donde no pudieran ser oídos, quería ser capaz de lanzarlos lo más lejos posible de mí, al fin del universo, pero ahí estaban, gritando, aullando por salir, para otra vez hacerme revivir aquellos años en los que había vivido en un juego, sí, un juego de mascaras, un juego en el que la principal arma para ganar era la traición, un juego de cartas barajadas vilmente, un juego en el que participé sin saberlo y perdí, en el que estaba siendo utilizada. Yo era como una pieza de ajedrez, fácil de mover, manejar y colocada en la posición correcta para no molestar.
Ahora sé lo que se siente cuando te humilla alguien en quién confías, que querías y al que te unía una amistad que parecía infinita, ahora sé lo que fue nuestra relación: una farsa, llena de mentiras, de sonrisas torcidas y de risas que se apagan bajo el rencor,el odio, la tristeza y la desesperanza de haber perdido el tiempo en alguien que no me valoraba.
Sí alguna vez lees ésto, lo único que me queda por decirte es: gracias.
Gracias por hacerme despertar, por saber quienes son mis amigos de verdad, gracias por hacerme darme cuenta de lo que debo esperar de los demás, de lo que me merezco, y de lo feliz que me siento por haber dado lo mejor de mi, te ayudé, estuve a tu lado en los momentos más difíciles, te escuché, te comprendí e incluso lloré por ti, solo puedo decirte: no hay vuelta atrás, ya me perdiste.
Me despido , sí, esto no es un adiós, si no un hasta nunca, no cometeré el mismo error, ni me tropezaré con la misma piedra dos veces, porque tú eres una piedra en mi camino repleto de margaritas...No intentes que nada vuelva a ser como antes, nuestra amistad acaba de ser encerrada en una caja cuya llave ha sido lanzada a un lugar del que no puede ser rescatada...
No más lagrimas, no más disculpas, es hora de acabar con esta etapa y empezar a jugar, pero sin mascaras.