El otro día, alguien me preguntó qué hacía con las más de tropecientas cestas que llevo hechas. Casi todas regalarlas, le contesté.
¿Como podría tener en casa todas esas cestas?
Al final, aunque no os lo creáis, no tengo ninguna de las clásicas, es decir de arpillera con loneta y caramelo.
Esta semana lo reparo, claro que si. Faltaría!!!
Estas dos se las he regalado a mi hermano, una me la ha pedido para regalar a una compañera y como sé que le encantan le he hecho una gemelar para él.
Esta mañana mi madre me ha pedido también otra para regalar a una amiga. También le haré dos, no le voy a dejar a ella sin una igual.
A final de año, igual llego a trescientas, fijaos que no me cansa hacerlas.
Ya sé que soy muy intensa, pero ese no es el peor de mis defectos.
Si hay alguien aún que esté dudando estrenarse con las cestas, aquí puede ver el primer tutorial que publiqué en el blog.
Y aquí en Youtube.
Y sigo coso que te coso...