¿No os habéis fijado que cada persona vibra como un instrumento musical? Las hay de cuerda, de viento o percusión. Lo importante es tocar en una orquesta que lleve ese ritmo que suena en nuestro interior. En el momento que se producen varias disonancias, nuestra melodía ya no va con el conjunto y esto nos lleva a la frustración más absoluta.
¿Qué hacer ante esta situación?
Existen varias salidas: La primera, “quedarse en la orquesta intentando adaptarnos al son que hemos perdido”. La segunda opción, “tocar solitos durante una buena temporada” practicando y componiendo nuestras armonías, y la tercera, “cambiar de orquesta”, encontrar una que vaya con nuestro nuevo compás.
¿Cómo descubrir si soy de viento, cuerda o percusión?
Seguramente que la mayoría de nosotros somos híbridos, es decir, nos sentimos más violín o menos clarinete, por poner un ejemplo, en unas situaciones o en otras. Esto dependerá de lo
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