Si lo que necesitas es un neceser, estuche o monedero que puedas coser mientras te preparas un café... este es tu post. En este tutorial verás que poner cremalleras nunca fue tan fácil y que el resultado de nuestro modelo de neceser Pauline te dejará asombrada con el resultado. ¿Nos ponemos manos a la obra?
Me gusta guardar ropa que ya no uso pero que tiene una tela exquisita o un estampado ideal. Todo va a una caja enorme, de la cual a veces me acuerdo y y resultan proyectos reciclados tan interesantes como Pauline.
En este caso, la tela estampada fue originariamente de un top de verano fabuloso de al menos hace 15 años. Me encanta. Me recuerda un poco a los jardines japoneses y combinarla con otra tela básica de algodón negra fue muy fácil.
Necesitarás:
Una circunferencia de tela exterior de 30 cm.
Una circunferencia de tela interior de 30 cm.
Una circunferencia de guata o entretela de 30 cm. Este paso es opcional, ya que si tienes una tela con bastante cuerpo puedes prescindir de de la guata o entretela.
Biés, aproximadamente 50 cm.
Cremallera de 22 - 25 cm.
Unimos las tres circunferencias con los reveses encontrados y vamos frunciendo los extremos de las telas. Sólo tendrás que ir pasando un hilo o hilván y comenzar a tirar de él. Aquí puedes jugar a con el tipo de frunce, más cerrado o más abierto, por eso, las medidas que necesitarás de cremallera o biés van a depender de cómo frunzas la tela, pues el resultado final es que el neceser te quedará más pequeño o más grande.
Enfrentamos el derecho del biés con el borde de la tela fruncida y pasamos un pespunte a máquina.
Giramos el biés y cosemos la terminación a mano. También puedes coserlo a máquina, pero la forma más profesional y mi preferida es coser el biés a mano, así evitarás que se vean posibles pespuntes de la máquina. Utiliza una puntada escondida y el resultado será fantástico.
Por último sólo queda coser la cremallera alrededor de todo el biés, en esta ocasión, también a mano. Añádele una cinta en el tirador de la cremallera y tendrás tu neceser, estuche, monedero o lo que quieras en lo que se convierta, en menos que canta un gallo.
Y el resultado es elegante, romántico y requetebonito. ¿Te animas?
Besos Mil.