El año pasado fue el primero que asistí como vendedora, pero fue con cosas de una amiga que no pudo asistir.
Este año me he animado a llevar a mis amigurumis, a ver que tal se daba el día.
La feria abría "sus puertas" a las 10 de la mañana. asíque llegué una hora antes para poder prepararlo todo. Ahí vino el primer problema del día.
Me habían puesto con una amiga en la misma mesa, algo que era totalmente imposible, porque aunque yo llevase poquitas cosas, ella tenía muchísimo stock.
Hablamos con los responsables y accedieron a poner una mesa al lado, haciendo que el espacio alrededor para moverse con comodidad se redujese bastante. Pero bueno, al menos tenía una mesa para mi.
Coloqué a mis pequeñajos como mejor pude y me puse detrás de la mesa a esperar a las visitas. La gente pasaba y se quedaba mirando, muchos preguntándome si era yo quien los hacía o era mi madre jajaja (estuvo todo el día conmigo). Me sorprendió la cantidad de gente de mi pueblo que desconocía mi trabajo, la verdad.
Y ahí vino el segundo "problema". Lo digo así porque no es un problema en sí, si no algo que me sentó realmente mal, a pesar de que ya estaba advertida que pasaría eso.
Te pongo en situación: una abuela, la hija y el nieto. Se colocan delante de la mesa mirando los amigurumis.
El niño quería uno de los periquitos y se lo dijo a su madre. La madre, ni corta ni perezosa, estando yo detrás de la mesa vigilando las manos (la gente lo toca todo a pesar de haber carteles que decían "NO TOCAR"...) suelta: "¿13 euros por un pájaro? Eso te lo hace tu abuela a ganchillo y no me cuesta nada". Y dice la abuela: "claro hijo, eso te lo hago yo esta tarde en un rato".
¡Ya claro! En una tarde y exactamente igual. ¡Tururú!
Tardé un día entero en hacer cada periquito (patrón de Lanas y Ovillos), descansando nada más que para comer. Terminé con los dedos destrozados, pero con dos periquitos realmente preciosos que encandilaron a todos en casa y a los vecinos en la calle.
No os podéis imaginar como me hervía la sangre al escuchar eso, en serio. Pero yo, que soy una persona educada y algo tímida con la gente que no conozco, me callé y no dije nada.
Y no te pienses que fueron las únicas en decir comentarios de ese tipo, para nada... pero a partir de ese ya decidí hacer oídos sordos y quedarme con los buenísimos momentos que pasé durante el día entre amigas.
La gente me felicitaba por lo bien que hacía los amigurumis, me preguntaba como había aprendido, hice algunas ventas y varios encargos.
Llegué a casa algo decepcionada, ese comentario me recomía la cabeza, pero tras echarme una siesta de hora y media (¡benditas sean las siestas tranquilizantes!), puse punto y aparte y a seguir con mi trabajo.
A partir de ese día (cuenta con que solo han pasado dos días), la gente me sigue preguntando por mi trabajo, y preveo que seguiré teniendo encargos y ventas, algo que me hace ¡muy muy feliz!
El año que viene, si asisto de nuevo a la feria, espero tener el mismo éxito o incluso más :)
Que pases un feliz lunes y una gran semana, yo voy a seguir ganchilleando para poder disfrutar a tope de las fiestas!
Un beso, Irene.
PD: no hice fotos porque estaba en todo momento pendiente de niños y padres que lo tocaban todo ¬¬"