Mi experiencia con la lactancia materna, todo un reto

Durante el embarazo me empecé a informar un poco sobre el tema Lactancia Materna y en todos los sitios lo decía y en el hospital también me lo indicaron cuando tuvimos la cita previa al nacimiento del bebé: la lactancia materna es la mejor opción para alimentar a un bebé, especialmente durante sus primeros 6 meses de vida.

En todas partes se menciona el vínculo especial formado entre una madre y su bebé pero en ningún sitio hacen referencia al dolor que se siente en un principio al amamantar. Sólamente una amiga me dijo que al principio era bastante molesto.

En el post del día de hoy, hablaré sobre mi experiencia con la lactancia materna. Aclaro, como he dicho en los post en lo que he hablado sobre temas de salud, yo no soy ninguna experta en medicina ni en ningún área de salud. Este post no trata sobre consejos de lactancia, expongo simplemente mi punto de vista.

¿Pero qué pasa si no es posible amamantar?

Esta pregunta no me la había planteado nunca, ni se me había pasado por la cabeza. Daba por hecho que iba a amamantar a mi bebé exclusivamente de leche materna como me lo habían indicado en el hospital. Es verdad que había comprado un par de biberones “por si acaso”, aunque no creía realmente en que fuera a tener ningún problema. Cuando nació mi hijo me enfrenté a ello. Tuve muchos problemas para amamantar y no me refiero únicamente al dolor, sino también al hecho de que no podía producir leche.

Lactancia materna en el hospital

Las matronas del hospital me ayudaron mucho en el proceso, por no decir que me enseñaron todo. En el hospital había un Stillen Zimmer (habitación de lactancia materna) donde tenían todo lo necesario para amamantar: sillones especiales, banquitos para subir las piernas, cojines de lactancia, bombas de lactancia y una especie de parking en donde poníamos a los bebés en sus cunitas (todos dormidos en fila) mientras usábamos las bombas extractoras de leche.

Habitaciones de lactancia

Las instrucciones que tenía eran acudir a cada 3 horas a la habitación. Primero amamantaba al bebé hasta que se quedaba dormido y lo acostaba en su cunita, después se utilizaba la bomba extractora de leche durante 15 minutos. Me esforzaba mucho y hacía todo al pie de la letra.

Aún con mi esfuerzo seguía sin producir leche y tenía ya los pechos muy lastimados. Una de las matrona me dio unas bolsas de hielo para bajar la inflamación, solución salina para lavarme las heridas y lanolina para aliviar el dolor de las mismas, además de unas esponjas especiales que parecían una especie de donuts, porque el simple hecho del roce con la ropa me producía mucho dolor.

Debido a las heridas que tenía, empezamos a utilizar un dispositivo que consistía en una jeringuilla cargada con leche de fórmula y una pequeña sonda que se colocaba adherida a un pezón de plástico y pude así amamantar a mi bebé. Cuando éste se quedaba dormido, mi madre o Juan Pablo se lo llevaban a la habitación y yo después utilizaba la bomba extractora de leche durante 15 minutos; también me dieron unas cápsulas y una bebida de malta que dicen que ayudan a aumentar la producción de leche. Ambas las seguí tomando en casa durante unos meses. Cuando recibí el alta del hospital me dieron una receta para alquilar una bomba de leche igual a la que usaba en el hospital durante 4 semanas.

Bomba para lactancia materna
Bomba extractora de leche que estuve utilizando durante 8 semanas. Imagen de Medela.es


Lactancia materna en casa

La depresión postparto y mi desesperación por no poder ofrecerle a mi hijo lo mejor (la alimentación exclusiva con leche materna) me hacían llorar todos los días. Y cada vez producía menos leche. Mi madre, Juan Pablo, la madre de Juan Pablo y la Hebamme (matrona) que me atendía en casa me dijeron que ya dejara de lado la lactancia materna, que yo ya lo había intentado y si no se podía no pasaba nada, que mi hijo lo que necesitaba era que su madre estuviera bien. Y aunque entendía lo que decían pensaba: -pues sí, llevan razón, ya lo he intentado mucho. Aún así seguía llorando por las noches y me empecé a dar por vencida.

Segunda cita en el pediatra

Cuando mi bebé cumplió 3 semanas de nacido, tuvimos la segunda cita con el pediatra. Todo iba excelente hasta que me preguntó: ¿con qué lo alimentas? Sintiendo vergüenza y tristeza contesté: -mayormente leche de fórmula y poca leche materna.

Luego me justifiqué y agregué: -es que lo he estado intentando pero no me sale casi nada, cada vez produzco menos leche. Mencioné esto tratando de justificarme y también sintiendo vergüenza. Ahora que ha pasado el tiempo pienso ¿vergüenza por qué?

El pediatra dijo que me iba a dar otra receta para extender el uso de la bomba de leche durante otras cuatro semanas. Vino un poco de esperanza cuando me dijo que aún era posible que yo pudiera amamantar a mi bebé. Entonces yo no sé si fue como por arte de magia o casualidad, tal vez me relajé o no sé, pero empecé a producir más leche muy lentamente. Fue una lucha de constancia y dolor para que mi hijo pudiera tomar leche materna. A pesar de que me pedía a casi cada hora y media (digo un estimado pues le daba a demanda), nunca pude alimentarlo exclusivamente con mi leche, así que alternamos leche materna y leche de fórmula. Tengo entendido que se llama lactancia mixta.

Lecha materna
Leche Materna

¿Y por qué cuento mi experiencia con la lactancia materna?

Cuento toooooda mi historia con lujo de detalle porque intento resaltar que yo tuve muchos medios: el apoyo con el que conté en el hospital a través de la ayuda y aliento de las matronas (más el de mi madre y de Juan Pablo) y la bomba extractora de leche durante 8 semanas, la cual fue cubierta por mi seguro médico (comprar una de estas bombas cuesta cerca de 1500 €). Por mi parte, sólo hubo mucho empeño y terquedad.

Ahora bien, no en todos los sitios existen estas facilidades. Si pongo un ejemplo, en mi ciudad natal, a las mujeres que dan a luz muchas veces les dan el alta pocas horas después de que nazca su hijo. Y jamás he escuchado que alguien me diga lo de las bombas de leche de hospital. O que me digan si recibieron asesoría sobre lactancia materna, nada.

Muchas veces se juzga sin saber

Antes de decidirme a abrir un blog, leía en mis ratos libres distintos blogs y webs de paternidad, maternidad, bebés, etc., o en el mismo Facebook. En muchas ocasiones leía (y sigo leyendo) a algunas madres que dan leche de fórmula a sus bebés y más de una persona le escribe algún comentario “aconsejándole” que lo amamante, que eso es lo mejor para su hijo.

Yo creo que no hay que juzgar a una mamá que alimenta a su bebé con leche de fórmula ni hay que darle la cantaleta sobre que no está haciendo lo mejor para su bebé. No sabemos por lo que ella habrá pasado o está pasando. Y aunque haya sido decisión propia el no querer amamantar a su bebé, sus razones habrá tenido para tomar esa decisión.

Creo firmemente que para que un bebé esté bien, su madre también tiene que estarlo. Yo creo que la felicidad de un hijo va más allá de si le das leche materna o fórmula (que también alimenta). A mi hijo le sirvió porque de haberme esperado a que yo empezara a producir leche, mi bebé hubiera pasado muchos días sin comer y no quiero ni imaginármelo. Opino que gracias a que existe la leche de fórmula de diversos tipos, muchos bebés han podido alimentarse aliviando problemas como la intolerancia a la lactosa, alergias a la proteína de la leche, reflujo, etc..

Finalizo este post opinando que independientemente de si a un hijo se le da leche materna o de fórmula, lo que necesita es sentirse amado y seguro. Tener atención, paciencia, cariño y mucho amor por parte de su familia.

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Gracias por visitar nuestro blog y ¡Hasta el próximo post!

Fuente: este post proviene de Lalio Post, donde puedes consultar el contenido original.
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