Me gustan mucho los brezos. De siempre. Pero todavía más desde que
descubrí que, una vez secos, su color permanece casi inalterable, mientras no
lo expongas directamente a la luz natural.
Palabrita que es así. No tenéis más que mirar la foto. El de la izquierda lo
compré a principios de otoño y tengo que confesar que me duró dos telediarios.
Y el de la derecha es la víctima del año pasado.
Además, ya sabéis que me gusta agrupar mis objetos preferidos y crear así
rincones con encanto, "bonitos de mirar" como yo digo.
En este caso, un portavelas de zinc, una cesta metálica y un frasquito de cristal
(todo de Mr. Wonderful), una planta artificial muy pero que muy conseguida (de
Carrefour) y un pájaro de porcelana blanca (de Simple, la preciosa tienda que
os enseñaba en la entrada anterior).
Y a vosotros, ¿también os gusta crear ambientes parecidos?