Esta frase, una prima mía (una a las que este blog debe su nombre) y yo, hemos repetido mil veces cuando teníamos algunos años menos y disfrutábamos de aquellos larguísimos veranos!!.
Era el momento en el que nos poníamos a pintar la bicicleta (heredada casi siempre al ser de los pequeños), a hacer dibujos en cartulinas con ramas y hojas recogidas durante un paseo, a hacer collares preciosos con semillas que años más tarde nos enteraríamos que eran súper venenosas....jejeje, a hacer una bufanda y dar la tabarra porque después de encontrar ovillos olvidados y las agujas adecuadas por algún cajón, se nos caían los puntos cada dos por tres....
Cualquier actividad servía con tal de satisfacer esa necesidad de hacer algo creativo.
Esa necesidad, porque la vivo así, ha existido siempre en mi vida y unas veces ha encontrado satisfacción más o menos rápidamente.
Algunos, me conocéis más y sabéis más cosas sobre mí, pero para los que no...os explicaré que me quedé totalmente fascinada cuando fui consciente de la existencia de la Lengua de Signos.
¿Puede haber algo más bonito que expresarse, comunicarse... Y si esto ya se hace con las manos...?
Al terminar psicología y después de dar tumbos sin tener muy claro lo que quería, estudié durante varios años un módulo para convertirme en Interprete de Lengua de Signos.
La Lengua de Signos No es Universal, a pesar de lo que la mayoría de las personas pueda pensar. Existen diferentes lenguas de Signos en cada país y variaciones también en las comunidades autónomas, como ocurre con el resto de las lenguas.
Es una lengua riquísima, con un montón de giros en los que un mismo signo puede tener distinto significado dependiendo de la expresión facial o corporal que lo acompañe.
Tenía ganas de hacer esta entrada y mostraros también esta parte de mi, que aunque la tengo un tanto abandonada, me siento súper orgullosa de ella y difundir un poquito y a un nivel muy sencillo su conocimiento, mostrandoos el abecedario o como se llama en Lengua de Signos...