Hola a todos, hoy voy a contaros una experiencia única para mi que he podido vivir este verano, la visita a la capital mundial del perfume, Grasse.
Este año mis vacaciones también han sido por tierras francesas, concretamente en la Costa Azul y en la Provenza, y este pequeño pueblo me ha conquistado.
Grasse, es una pequeña ciudad de la Costa Azul francesa donde se cultivan las flores mas apreciadas por los mejores perfumistas mundiales, de aquí salen la mayoría de los mejores perfumes que podemos tener hoy en día, e incluso empresas como Chanel, tienen sus propios campos de rosas y jazmín. Aquí nació Chanel nº5.
El secreto de este pueblo es su microclima, que recibe las lejanas brisas del mar junto con la pureza del aire de las montañas, un clima único que hace posible el cultivo de todo tipo de flores, incluso algunas únicas, como un tipo de jazmín de grandes flores y resistente al frío. La producción el 95% de este jazmín va íntegro para Chanel nº5, nunca usa jazmín que no sea de Grasse y nunca usa jazmín para otro perfume. Curioso conocer tantas cosas de mi perfume favorito.
Los franceses dicen de Grasse que es el paraiso dentro de sus fronteras, no podían haberlo calificado de mejor manera. Lo primero que te llama la atención al pasear por sus calles es el olor, el perfume se impregna en las ropas, en el pelo y, sobre todo, en la memoria. ¿El secreto? todo el centro del pueblo vaporiza agua perfumada por sus calles a través de un sistema de cables. Eso unido al olor que sale de las innumerables tiendecitas donde venden todo tipo de esencias, perfumes, jabones, parece que estés en el mismo paraiso.
Cuando crees que ya no puedes sorprenderte mas, te encuentras con esto, "la siesta el perfume", hamacas en la calle preparadas para hacer un alto en el camino, mientras estás tumbado, te están rociando perfume. Increible la sensación.
Y como no, no pudimos dejar de visitar 3 de las mejores casa perfumeras, Fragonard, Molinard y Galimard.
La única que nos permitió sacar fotos fue Fragonard, de Molinard sólo pude sacar una, ahí ya me pararon.
En todas ellas haces un recorrido guiado donde te explican claramente cual es el proceso de obtención del perfume, mas bien, de la esencia.
Perdonar por las fotos, pero todo lo veíamos a través de cristales. Llama la atención sobre todo, la limpieza y la ausencia de olor.
Un hombre nariz o perfumista-creador tiene a su disposición unas 400 esencias vegetales, cinco animales y 4.000 sintéticas. Las combinaciones son infinitas y las fórmulas de los perfumes, con su millar de ingredientes, son secretos celosamente guardados en las grandes fábricas.
Parece ser que el trabajo exige unas dotes realmente especiales y que solo existen unas 100 personas en todo el mundo que lo hagan, de forma que están realmente cotizadas. Una curiosidad sin duda de la que no nos damos cuenta cuando uno va a una tienda y se compra el perfume que le gusta.
Para que os hagais una idea, se necesitan aproximadamente 1.225.000 rosas, para producir medio kilo de aceite esencial de rosa, y de la bergamota se necesitan 100 kilos para producir apenas 550 gramos de esencia.
El jazmín, ingrediente de la mayoría de los perfumes más finos del mundo, presenta problemas aun más complejos. La flor tiene que cosecharse a temprana hora del mismo día en que se va a utilizar, porque su fragancia se debilita a medida que el Sol asciende sobre el horizonte. Su método de extracción es el más costoso, el enfleurage: se extiende una gruesa capa de grasa animal en una serie de marcos de vidrio; se esparcen las flores en los marcos, que luego se amontonan unos sobre otros en forma hermética. Se necesitan 800 kilos de flores para extraer un litro de aceite de jazmín puro por el método del enfleurage. ¡Con razón llega a costar en la actualidad el equivalente de 7000 dólares el litro!
También pudimos ver como hacían jabones, cada día cambian la forma y la fragancia de los jabones.
Después de la visita, como no, visita a la tienda. Puedes probar todos y cada uno de los perfumes, cremas, jabones, etc.... que tienen, sin límite. Incluso en Molinard te dan la posibilidad de crear tu propio perfume, con un experto que te asesora. Los precios, prohibitivos. Sólo pude comprar un perfume en Fragonard, otro en Molinard exclusivamente hecho de vainilla y pachulí que es para morirse, y jabones en Galimard.
De Grasse me llevé un montón de esencias de una tiendecita que seguro que las daré buen uso para mis jabones. Pero sobre todo me llevo sensaciones, recuerdos, su olor todavía perdura en mi bolso......
Dicen en Grasse que la Provenza tiene el poder de cambiar a la gente, que de los bruscos ademanes y el nerviosismo de los recién llegados de las grandes ciudades queda poco después de una semana. El recuerdo de «la ville», como ellos llaman a París o a cualquier gran capital, se difumina en el momento en que, mirando a lo lejos, se comprueba que entre el viajero y su rutina se extienden inacabables campos de pétalos.
Grasse no eligió el perfume. El perfume lo inundó.