Pero tengo que reconocer que una vez pasado el mal trago de amanchegar las cuatro líneas de valenciano, éste libro me enamoró.
Los colores, la forma, las ilustraciones...
Cada ciudad en pop-up, invitándonos a viajar con la imaginación hasta cada uno de los lugares y despertando en los peques la curiosidad por ellos.
Y ésta fue nuestra reproducción de Nueva York, la ciudad elegida por Jorge para el trabajo de fin de semana...
Primera andadura en el diy del popup tengo que confesar que hay que ayudarle un poquito para que se levante, todo es practicar...
Ojalá algún día podamos verlo de verdad, aunque con la fobia de nuestro padre de familia a los aviones...lo tenemos chungo!.
Mira que me gustaría a mí tener una máquina mágica que me permitiera cerrar los ojos y abrirlos en otras ciudades, paises e incluso planetas...