-Un paquete de monedas de chocolate.
-Uno o dos pliegos de papel celofán.
-Un poco de dulces de piñata (sí de ese montón que los niños recogen en las fiestas y que son demasiados para que se los coman sin que haya consecuencias).
-Listón de regalo (puede desarmar alguna de las chongas que andan por ahí, lo importante es reciclar, rehusar y reducir costos económicos y ambientales).
-Impresiones (si es en papel reciclado, mejor)
Coloqué un par de monedas y un par de dulces en un cuadrado de papel celofán. Ya había atado un buen trozo de listón a la medalla. Lo importante es la leyenda. Detrás de una leyenda encantadora, no importa la sencillez del obsequio. Lo que se persigue, o al menos lo que yo buscaba, era justamente evitar que los niños pasen un año en el aula y haya compañeritos con los que no interactúen (como yo en la empresa). Algo tendrán que decirles mientras les entregan el regalito, pues. Até el listón con la medalla bien apretado para que no se deslizara en el papel celofán y ya. El tiempo de elaboración fue de más o menos una hora, aunque ya tipo 10 de la noche, que es cuando queda tiempo para hacer estas cosas, el cansancio pesa más. Y este es el resultado. Les dejo también la medalla para que, si tienen oportunidad, la impriman a color, que se verá mejor.
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