Cuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse, tienen un hilo rojo invisible atado en sus dedos meñiques. Este hilo nunca desaparece y está permanentemente atado, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tarden esas personas en conocerse, el hilo se estirará hasta el infinito porque nunca se romperá.
Un hilo rojo que no puede romperse ni deshilacharse, directo al corazón y que conecta a los amores eternos.
La leyenda cuenta que un anciano que vive en la luna, sale cada noche a conocer a los recién nacidos para atarles ese hilo rojo a sus dedos que decidirá sus futuros e historias en común.