Guante de crin



Ayer abrí el famoso baúl del comedor. Lo abrí de par en par, estuve rebuscando por dentro y saqué un montón de cosas que hay que utilizar si queremos #acabarconDiógenes de una **** vez.

Pero voy a ser sincera. Me deprimí un poco. Porque aunque esparcí de todo un poco en el suelo y la pompona y yo empezamos a trabajar enseguida en un proyecto navideño (¡Navideño! ¿No estás orgullosa de mí?) e hicimos limpieza de materiales viejos, obsoletos o directamente feos, a la hora de cerrar la tapa tuve que hacer, como siempre, presión. Aunque fuera del baúl el comedor parecía un campo de batalla. La de trabajo que nos queda por delante.

Y es que, no lo puedo evitar, soy impaciente. Si me planteo hacer un mueble quiero hacerlo YA, venga, ya tardo, hay que terminarlo, no barnices tanto que da igual. Si me imagino un Total Makeover de alguna habitación, la tarjeta se echa a temblar porque, en efecto, necesito de todo y lo necesito en ese mismo instante. Y si decido acabar con Diógenes, quiero que el muy puerco se muera lo antes posible y sin quejarse demasiado. Y no puede ser.

Vamos que me va el rollo grandilocuente y las decisiones drásticas, pero a la hora de la verdad, todos los cambios se hacen con gestos minúsculos repetidos mil veces. Como decir que no a la tostada con Nutella que nos pone ojitos desde la mesa cuando queremos perder un par de kilos (o diez).

Y aunque me cuesta horrores, porque me cuesta horrores, he decidido intentar disfrutar del proceso y convertirlo en una manera de funcionar. Así que cuento hasta diez y decido que mejor deshacerme de una hoja de papel que de ninguna y pienso que, como decía el Capità Enciam (el Capitán Lechuga, en catalán): "los pequeños cambios son poderosos".

Hoy, en el blog de Demodé, tienes la primera entrega de "Paula, por favor, respira hondo y confórmate con gastar solo un ovillo, no importa que todavía queden 153 sin usar" en forma de guante de crin, un básico de la ducha diaria que puedes hacer tú misma en un momentín. Que algunas cosas nos dan un poco de respeto, pero luego te lías la manta a la cabeza, intentas hacerlas y te das cuenta de que casi todo se puede igualar o mejorar de forma casera.

Y te dejo ya. Prometo que muy prontito, rollo el jueves mismo, si se alinean los astros, tendrás post aquí con contenido aquí y no te haré irte hasta la página de Demodé si tú no quieres. Aunque me encantaría que quisieras, porque le pongo mucho cariño, mucho esfuerzo y muchas ganas y estoy esperando que despegue del todo. Es como un hijo que todavía necesita que le cambies los pañales y le des el biberón y yo soy una madre insomne con ganas de que camine, coma sólido y duerma toda la noche de un tirón. Pero lo miro y me derrito, eso sí.

Disfruta del miércoles de fiesta, porque yo lo pienso hacer...

Fuente: este post proviene de Tres Pompones, donde puedes consultar el contenido original.
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