Sin embargo, poder elegir lo que quiero hacer en cada momento, me ha permitido disfrutar de algunos placeres que habían pasado desapercibidos durante años. Son cosas pequeñas, insignificantes en su mayoría, apenas me han llevado unos pocos minutos, pero que me han hecho sentir bien. Y sentirse bien te hace estar de buen humor y el buen humor te hace ver el día a día de otra manera. Mola.
Por eso este mes te propongo que saques ese punto de locura, te pares y disfrutes. Si ves un campo de trigo al pasar con tu coche, aparca donde puedas y acércate. Tócalo, obsérvalo, escucha su sonido al ser movido por el viento, hazle una foto o mejor, hazte un selfie con el campo de fondo, con una sonrisa de oreja a oreja. Solo te llevará unos minutos, pero cuando vuelvas a tu coche y retomes tu camino, en tu cara se dibujará una sonrisilla, y se repetirá cada vez que le cuentes a alguien lo que hiciste.
Y mañana? Mañana cuando te acerques al súper a hacer algo de compra, descálzate un momento para pisar el césped del jardín más cercano, coge hojas secas del suelo, solo las más bonitas, para hacerte un cuadro con ellas, o simplemente para un minuto a contemplar el cielo, las nubes y sus formas. Un minuto será suficiente para llevar tu estado de ánimo al mundo de los que se sienten bien :)
Y tú dirás "no tengo tiempo casi para hacer mis tareas diarias, como para pararme a mirar un campo de trigo". Y aquí está el quid de la cuestión, detenerte a hacer algo sencillo y absurdo, no es "una tarea más" de tu lista. Es un momento de calma, es coger aire antes de continuar, es oxigenar tu cerebro, relajarte y sentirte bien, para que el resto de tu día sea diferente. Y no lo será porque hagas otras cosas sino porque te sentirás diferente, te sentirás bien.
No lo dudes, hazlo y cuando se te escape la sonrisilla tonta, acuérdate de mí ;)
Feliz fin de semana!!!!
Fotos: Sara González Carrasco